Redacción.-
«Tras ser dado esta mañana de alta en el Hospital Clínico de Salamanca donde he permanecido ingresado desde el pasado lunes 1 de octubre, quiero en mi nombre y en el de mi familia agradecer de todo corazón al personal médico que me ha atendido tanto en este centro hospitalario como en el de Ávila y en la UVI Móvil en donde se me intervino tras sufrir la cornada, por el trabajo llevado a cabo y sus atenciones y desvelos hacia mi persona.
Así mismo quiero dar las gracias a todos los profesionales que me han llamado, mandado mensajes de ánimo y cariño o visitado haciéndome más pasajeras las difíciles horas de hospitalización y en especial a Daniel Martín que con su visita diaria ha hecho más amena mi estancia en su tierra. Al igual que a mis compañeros y personal docente de la Escuela Taurina del Patronato de Tauromaquia de la Excma. Diputación de Badajoz, a quienes he sentido siempre presentes tanto cuando vinieron a verme como en los múltiples mensajes y llamadas recibidas durante estos días.
Y, me van a permitir, que personalice este ramillete de agradecimientos en la figura del maestro Antonio Ferrera, a quién junto con los médicos debo la vida por su arrojo y determinación en la propia arena de la plaza.
Mi gratitud más sincera también a la totalidad de medios de comunicación que se volcaron desde el primer momento en informar sobre la cogida y no han dejado ni un instante de interesarse por mí dando noticias sobre mi estado y convalecencia.
A la afición que con sus muestras de ánimo a través de los distintos canales telemáticos me han insuflado la energía suficiente para superar el mal trago que supone verse convaleciente en la cama de un hospital, y muy especialmente a la Hermandad de la Oración en el Huerto de Zafra, cuya reliquia me ha acompañado todos estos días.
Y por último, pero no por ello menos importante, quisiera tener unas palabras de especial significancia hacia cuatro amigos: Antonio y Carlos Muñoz, José Luis Sierra y Pedro P. Gallardo, que en la noche del percance dejaron a sus familias para ponerse en carretera y de esta forma acompañar en las horas más duras a la mía mientras me operaban por segunda vez en un gesto que nunca olvidaremos.
A todos, de corazón, muchas gracias. Os prometo que haré todo lo que esté en mi mano y mucho más para poder devolveros todo el cariño recibido donde mejor puedo hacerlo: en la plaza.
Un fuerte abrazo.»
Miguel Ángel Silva
Novillero