El Corpus de Fuentes de León depara una tarde de luces y sombras en las faenas con un ganado bien presentado en su conjunto y una salida a hombros por Esaú Fernández
|
José Luis Venegas Regajo.-
El reloj marcaba las 19,00 horas y como si de un ritual se tratara los engranajes de la plaza de toros de Fuentes de León comenzaban a andar por un año más y con gran ilusión, nunca perdida por esta serranía del sur de Badajoz. Los danzantes no faltaban a la cita, tampoco la banda bien dirigida con su ‘Paquito el chocolatero’ dando la vuelta al ruedo, y como guinda, el coche clásico con las damas y señoritas de las Fiestas del Corpus de Fuentes.
Fuera aparte de este ritual, como complemento en cualquier festejo en esta localidad, llegaba lo serio y en este caso lo hacía de la mano del ganado del hierro pacense de ‘El Quintanar’, con reses bien presentadas en general, con buen trapío para los toreros de a píe, excepto el segundo de Jairo Miguel, y algo escasos de fuerza para la rejoneadora lusa Ana Rita.
Al respecto, abrió plaza la rejoneadora lusa ante un toro al que banderilleó bien con quiebros de elegancia y un par de cortas al violín, si bien su lastre fue al entrar a matar, con un caballo que no le acompañó en el encuentro con el astado, y cuando se acercó al mismo, ella erró en unas cuantas ocasiones con pinchazos incluidos y posteriormente tres descabellos. El público aplaudió su actuación y ella brindó con una vuelta al ruedo. En cuanto al segundo de su lote, clavó un buen primer rejón de castigo y llevó al toro por momentos muy pegado a la grupa, pero mientras banderilleaba se rajó y la rejoneadora lo pagó al entrar a matar, dado que el animal no salió a los medios y tuvo que matar junto a una barrera.
En cuanto a Jairo Miguel, en su primero dejó detalles de elegancia con la muleta tanto con la mano derecha como la izquierda a un animal que seguía la tela y se dejaba torear, hasta el punto de lucirse con un par de trincherillas rematadas con el de pecho y después un desplante tirando la muleta. Mató con estocada entera, algo caída, pero suficiente para finiquitar faena y tocar pelo. Todo lo que pudo sacar de este, no lo sacó de su segundo en suerte, al que llevó bien con el capote a los medios, pero posteriormente con la muleta le costó seguir la embestida y fue imposible sacarle algo. Su actuación fue silenciada y el toro recibió leves pitos.
El lote de Esaú Fernández fue el más completo de la tarde. Con la muleta el diestro demostró soltura, principalmente con excelentes derechazos y mató con una estocada casi entera, algo trasera, y dos descabellos. El público sacó suficientes pañuelos por su faena como para conceder una oreja, pero el presidente no lo entendió así y recibió algunos pitos, después de que el torero fuera aplaudido. Esta situación lo motivó de cara al siguiente toro, al que recibió con fuerza en una larga cambiada y llevó al centro rematando con una bella media verónica. Con la muleta se lució en varias tandas, en las que el animal le permitió ligar, entre ello pases al natural y uno de ellos con rodilla en tierra. Una estocada certera puso fin a una faena de dos orejas y vuelta al ruedo para el toro. Estos trofeos le abrieron la puerta grande del coso de Fuentes de León.