Tentando en Doña Elvira

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Doña Elvira, en el sur de Badajoz, es tierra de toros. Los toros de los Herederos de Don Cayetano Muñoz González. Hasta allí hemos ido para echar una tarde de tienta.

Antonio Muñoz colocando la vaca en el caballo.   Ahí quedó...
GALERÍA GRÁFICA de Boni Elías


Boni Elías.-

Nuevamente tengo que agradecer al mundo del toro, las sensaciones que me está haciendo vivir, pues de nuevo, me iba a permitir conocer a unas personas de las que calan tu alma e iba a disfrutar de una gran tarde de tentadero en una ganadería que, por lo visto en el tentadero, bien merece acudir a las ferias importantes.

Cuando las lluvias, tan abundantes este invierno, parecen dar un respiro al campo,los tentaderos a llenar las dehesas extremeñas. Esta vez era algo especial, pues la cita era en la finca ‘Doña Elvira’, donde pasta la ganadería de Cayetano Muñoz González.

Allí en el término de Valencia del Ventoso, se levanta el cuartel general de la familia Muñoz, dueña de esta ganadería encaste Juan P. Domecq y Torrestrella.

 

El mayor de los hermanos Muñoz colocando la vaca.


Revuelo de capotes en la plaza. “Vamos a empezar” dice el ganadero. “Puerta y suerte” y un vaquero abre el cerrojo a la bravura


 

Nuestro anfitrión es Antonio Muñoz hijo, matador de toros ya retirado, quién, tras los saludos a toda su familia nos acompaña a la plaza de tientas. Clásica plaza campera, sin lujos superfluos pero sin faltarle un detalle. Todo dominado por un precioso palco y un gran burladero cubierto, donde resguardarse los fríos días de tentadero y con unas ventanas que dan vista directamente al ruedo de la plaza.

Esperaban encerradas seis preciosas vacas: muy finas de cabos, rectas de lomo, largas de cuello y bien puestas de pitones y preparados tres toreros, Javier Solís, torero que puede decir más de lo que, de momento, le han dejado decir, Juan Luis Pizarro, también con pocas oportunidades, y el propio Antonio Muñoz, que pudo haber sido en el toreo más de lo que fue, o le dejaron ser.

Revuelo de capotes en la plaza. “Vamos a empezar” dice el ganadero. “Puerta y suerte” y un vaquero abre el cerrojo a la bravura. El ganadero ordena “Pararla y ponerla en los medios”

Y silencio cuando es recibida de capote. Luego es puesta en suerte con precisión y gusto por Antonio Muñoz.

Y seguido, suena retador la voz de Manolo, ¡Je vaca, je…!

Hasta el silencio suena en la plaza… ¡Je vaca..!, cites con el brazo y hecha el palo arriba y sin aliviar a las vaca, ni en el cite ni en la reunión.

“Ponerla más lejos”. El ganadero observa y empuña lápiz y papel. Y se dan poca coba, cuando la vaca esta vista, se acaban las varas. “A torearla”, Brega de seda y arte, y el banderillero Javier Ambel, excelente toda la tarde en la brega, quién una mano cierra la vaca.

Antonio Muñoz nos muestra un toreo campero y con arte. Difícil mezcla. Y con un leve pellizco en el trazo Sólo ver acariciar los trastos a Antonio se percibe su entrega al mundo del toro. Con la muleta deja ver claro a la vaca y cuando está vista, la aclara más. Pudimos ver a un torero con un regusto añejo. Y se le nota preparado como si fuera a torear el domingo siguiente

Antonio Muñoz, gustándose por bajo.  

Javier Solís sabe de la importancia de estar preparado y le vimos muy firme, profundo y con valor sereno. Atesora un buen concepto, con gran sentido del temple y siempre bien colocado entendió a la perfección a las vacas tentadas. Se nota que aprovecha cada tentadero como si fuera una corrida de toros. ¡Ole torero!

Pero es cuando sale algún novillero de los muchos que se habían congregado esa tarde en la tapia, cuando descubro a Javier Solís, pues está pendiente de todo y en todo momento, jalea a sus compañeros; atento al quite; recoge la muleta cuando son desarmados; da observaciones a los chavales sobreterrenos, distancias y toques.

 

Y esto da muestra de su calidad humana y me muestra la grandeza de esta profesión, de su dureza y de su sencillez.Y así va cayendo la noche y cuando el frío se va adueñando de la dehesa, termina el tentadero.

Pero este no ha sido un tentadero más, pues ha quedado grabado en mi retina y en mi corazón, solo les diré que cuando las cosas se hacen con el amor y la dedicación que ponen esta familia y estos toreros, todo es de lujo.

  Javier Solís, enseñando a embestir al animal.

 

 


GALERÍA GRÁFICA de BONI ELIAS

Javier Solís parando con el capote a su primera vaca. Dejar la vaca en suerte para que acuda al caballo. Solís con la derecha llevando muy toreada a la vaca.
Todos en silencio pendiente del juego que da el animal. Que se desplaza con boyantía por uno y otro pitón. Queriendo siempre coger los vuelos de la muleta.
La segunda vaca sigue el dibujo imaginario que le marca el percal de Antonio Muñoz. Es Javier Ambel el que saca a la vaca del peto y la vuelve a colocar en suerte. Antonio Muñoz se gusta con este estético remate por bajo donde marca la salida al animal.
El tentadero es el laboratorio de la bravura. Dónde se busca fijeza y galope. El pase de pecho culmina una serie donde hubo entrega a partes iguales. Javier Ambel en esa forma tan característica en él de tirar de las vacas...y de los toros.