FERIA DE ZAFRA - 1ª Corrida de Toros

Mitad y mitad

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Tarde de mitades. La mitad del encierro de Daniel Ruiz sirvió y la otra mitad, no. Los tres toreros cortaron la mitad de orejas del total que podrían haber cortado. De tal forma que tanto Morante como Juli y Perera salen a hombros en un festejo en el que la mitad buena eclipsó por completo a la otra mitad.

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado  toros de Daniel Ruiz, desiguales de presentación y juego. Destacaron por nobles segundo y cuarto.

ESPADAS: – Morante de la Puebla (fucsia y oro),pitos y dos orejas.

– El Juli (grana y oro),  dos orejas y ovación.
– Miguel Ángel Perera (rosa y oro), dos oreja y ovación.

INCIDENCIAS: La ganadería anunciada en el cartel (Núñez del Cuvillo) fue sustituida por la de Daniel Ruíz. Prácticamente lleno.

La terna a hombros en Zafra. (FOTOS: Gallardo)

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Antonio Girol.-

Vaya por delante que hoy, al igual que ayer, el informador que suscribe esta crónica accedió a la plaza de toros de Zafra gracias a la deferencia que la empresa Coso de Badajoz tuvo hacia su persona. Al igual que a las de los compañeros de la Agencia EFE o la revista taurina de tirada nacional APLAUSOS, entre otros medios de información taurina que, incomprensiblemente, no han sido acreditados por la Dirección General de Administración Local, Justicia e Interior de la Junta de Extremadura, imposibilitando por tanto el acceso al callejón para poder llevar a efecto nuestra labor informativa.

Hay que ser muy grande para que tarde tras tarde la afición te esté esperando con idéntica ilusión a la de un niño en noche de Reyes. Para ser capaz de tornar las lanzas en cañas con un simple giro de muñeca. Para que el que hace un rato se acordaba de la ralea de tu estirpe, ahora se tenga que comer  los improperios,  y de paso limpiarse la baba con la bocamanga de la camisa. Sí, para que ocurra todo eso en el intervalo de poco más de media hora hay que ser… José Antonio Morante de la Puebla. Que esta tarde en Zafra volvió a demostrar que no hay ningún otro torero al que mejor le quede una bronca, por muy injusta que esta sea. Y la que se llevó en su primero lo era, y mucho. Porque luego, en el cuarto, montó tal lío que ya nadie reparó, ni se acordó, de lo que había ocurrido cuando el reloj de la plaza no había aun marcado las seis de la tarde.

¿Y qué fue lo que pasó? Tan sencillo como que le tocó en suerte un toro que, ya de salida, dio muestras de que estaba en el límite justo entre perder las manos o quedarse en vertical. Al que Morante tuvo que cuidar desde el saludo inicial de capote, levantando la tela en cada lance. Perdió el animal las manos tras el encuentro con el caballo y hubo desaprobación del público en forma de pitos.

Tanteó José Antonio con suavidad de inicio la embestida de la res entre algunas protestas que aun perduraban y que fueron acalladas por el siseo del público expectante. Morante, le ofreció su muleta, planchada, y el animal la cogió con nobleza pero sin poder emplearse a fondo por que las fuerzas no le acompañaban. Motivo por el cual, el de la Puebla lo llevaba con suavidad pero sin posibilidad de lucimiento. Probó por el izquierdo y por ese pitón aún se desplazaba menos el de Daniel Ruiz, por lo que el torero declinó continuar en un ejercicio de responsabilidad, y cierta parte del público se lo recriminó en forma de pitada.

¿Y ahora qué…?

Torerísimo inicio de faena de Morante. (FOTO:Gallardo)

Igual aquellos que hicieron uso del sonido del viento preferían que los estafasen con pases y más pases a media altura. O quizás sea  que en el currículum de esos insignes aficionados puntúa especialmente decir aquello de: “Quillo, qué bronca le he pegado a Morante hoy en Zafra. Vaya usted a saber qué pasa por sus mentes…

Supongo que esos mismos serían de los que luego se “rompían la camisa” gritando oles en el cuarto. El ejemplar con más hechuras del encierro. A los que Morante les calló la boca con el buril de su capote y el escoplo de su muleta.

Había salido el toro muy corretón, sin fijeza alguna, y le costó a la cuadrilla del maestro poder recogerlo en tablas.  Al que no le costó recoger su capote, para hacerlo aún más minúsculo, fue al sevillano, que de esta guisa despachó un ramillete de verónicas sentidas, mecidas, de tanta expresión que las gargantas se rompían en roncos olés de sol a sombra, y viceversa.

No contento con haber desatado aquella especie de locura colectiva volvió, tras el encuentro de ‘Morisqueto’ – que así se llamaba el ejemplar –  con el caballo de picar, a tomar el capote para quitar, de nuevo por verónicas, ¡el lance universal!  Y éstas volvieron a surgir con esa cadencia y gracia con la que nacen en las muñecas de un torero que bebió en las fuentes de Curro Puya, Cagancho o el mismo Antonio Gallardo, para deleite de los que con embeleso observábamos como el astado flotaba en los vuelos de su capote.

Soberbio derechazo. Y ni uno distraido en el callejón. (FOTO:Gallardo)

Puso el toro en apuros a El Lili en el primer par y echó la cara arriba en el último. Aun con esos antecedentes, Morate mandó a su cuadrilla a que cerraran al toro en tablas, y apoyando su mano izquierda en el borde de éstas, citó con la muleta para iniciar la faena de esta guisa. Con torería tanteó esas primeras embestidas para rematar con una trincherilla que hizo estallar las palmas.

Dio distancias y citó para por medio de un molinete quedarse colocado y comenzar a torear al natural.

Con suavidad fue desgranando naturales ligados, en los que acompañaba con la figura el desplazamiento de la res por la franela entre las notas de Nerva. Naturales que eran rematados, ora con uno de pecho de pitón a rabo, ora con una trincherilla guapa.

El pase de las flores fue el recurso que salió de su chistera para continuar al natural a favor de querencia, lo que provocó que se llevase un susto. Inteligentemente se trajo, toreando, al toro a la contraquerencia, y allí nos regaló una tanda de derechazos que encendieron al público por su templanza, ligazón y gusto.

La siguiente serie, bajando mucho la mano, fue la antesala de otra lección de toreo al natural, que tuvo el colofón de los ayudados por alto rematados por los ayudados por bajo con los que cerró el pasaje de su faena. Se tiró en lo alto y pinchó. Sonó un aviso. Volvió a tirarse y esta vez dejó una estocada casi entera, tendida. No había doblado aún el astado y la plaza se pobló de pañuelos. Las dos orejas del buen ejemplar de Daniel Ruiz irían a parar a sus manos.

No le gana nadie la pelea.-

Si bien Morante engancha desde la estética, El Juli lo hace desde esa privilegiada cabeza que le permite torear con una maravillosa naturalidad. Paró Julián a su primero por medio de un puñado de verónicas que fueron cantadas con olés por el  público. Y quitó por chicuelinas. El inicio de faena de muleta tuvo un sello especial. Rodilla en tierra fue sacando el toro hacia el tercio, acompañando las embestidas del animal con mucho gusto en el toreo genuflexo, que remató con un cambio de manos de cartelería cara, antesala del pase de pecho con el que dejó al toro en el centro del platillo.

Y allí comenzó Julián a exponer su tauromaquia de trazo largo. Aprovechando el tranco de ‘Puñalero’ lo enganchaba delante para llevarle imantado en los flecos de su muleta, en un continuo redondo, de duración eterna, que provocaba en el público el efecto inmediato del olé suspendido en el tiempo.

Hasta en dos ocasiones consiguió Julián que el toro obedeciese al magisterio de su franela. Siendo aún la segunda más magistral que la primera, sobre todo por el enorme pase de pecho con el que firmó la serie, seguido del gracioso molinete con el que dejó al burel en suerte antes de irse a por la espada.

Inicio de faena de El Juli. (FOTO: Gallardo)

Mató de entera algo trasera, pero de efecto inmediato. Recogió dos orejas de manos del alguacil, mientras el toro era fuertemente ovacionado al arrastre.

El quinto, adscrito al grupo de los terciados, fue recibido a pies juntos, sin la grandiosidad con la que fue recibo su hermano anterior. No se empleó el animal en banderillas, y Julián lo sometió por bajo en el comienzo de faena. Al igual que el primero, este también andaba justo de gasolina, y demostraba su poco motor tirando molestos derrotes cada vez que quería, y no podía, seguir el vuelo de la muleta de Julián.

Probó por el izquierdo y solo pudo sacar algún que otro natural suelto. Sin venirse abajo, demostrando que a raza y a profesionalidad no le gana nadie, insistió tocando las teclas oportunas a la espera de poder sacar faena. A poco que el toro hubiese durado más, a buen seguro que lo hubiera conseguido. Sin embargo, tuvo que tirar por la calle del achicamiento de espacios y, exponiéndose a la voltereta, consiguió arrancar muletazos y sobre todo palmas y reconocimiento a su valor.

Mató de entera ligeramente caída y fue ovacionado con idéntica fuerza con la que fue pitado al arrastre su antagonista.

La valentía al servicio de la causa.-

Poco pudo hacer Perera de inicio con su primero. Justo de fuerzas y presentación no fue casi picado. Y tras el tercio de banderillas, comenzó Miguel Ángel, a pies juntos, a aliviar las embestidas del animal. Con suavidad y tiento lo sacó hasta los medios y le dio distancia y tiempo. Citando de frente, enganchó la embestida del animal en una serie de muletazos muy largos, y en cuanto buscó bajar la mano sobrevino la flaqueza. Entendió perfectamente Perera qué tipo de tauromaquia había de emplear y, colocando la muleta, a la altura justa, fue midiendo y pulseando perfectamente las embestidas hasta conseguir que el animal no acusase el esfuezo.

La valentía de Perera asustó al público. (FOTO:Gallardo)

Con inteligencia enjaretó una faena que creció conforme acortaba distancias hasta quedarse a escasos milímetros de los pitones del toro y enroscarse una y otra vez con el viaje del animal. El gesto hizo que el público se entregase a la causa y jalearan al torero en cada pase. Mató de entera en el rincón y paseó su ración de dos orejas.

Al sexto sí le pudo endosar un puñado de suaves verónicas en el saludo. Tenía ganas de agradar y se fue al centro a brindar al respetable. Había el toro medido mucho en banderillas, haciendo que El Juli tuviese que estar muy atento en los quites. Y esa medida la demostró en sus desplazamientos por ambos pitones.  Entendió perfectamente Miguel Ángel el problema que le presentaba su oponente y lo llevó siempre muy tapado, no permitiéndole el menor resquicio para que solo viese el rojo de su muleta, y no el rosa de su taleguilla.

Incierto, el de Daniel Ruiz, exigía firmeza, y la encontró en la tauromaquia de Perera, que se jugó la cornada en más de una ocasión. Volvió a recurrir a esas cercanías en las que se siente tan cómodo y allí demostró un valor espartano que asustó al público. Mató de casi entera contraria tras pinchazo inicial, que impidió mayor trofeo de la ovación con la que fue recompensado.

 


AL QUITE

Antonio Girol.-

El Gran Abelardo.

El Gran Abelardo. Genio y Figura. (FOTO: Gallardo)

Siempre que le veo, por esas plazas, con su chaqueta y su corbata, y los pin adornando la solapa, me provoca la misma sensación de cariño. Y le saludo. Y le evoco sus andanzas. Aquellas que de niño viví y se cincelaron para siempre en mi memoria, imborrables. Y desde esos ojillos de halcón que mantienen encendida su viveza entre las arrugas de un rostro surcado de vinos y penurias, me mira, como tantas veces, complacido por el recuerdo. Es el Gran Abelardo. Y así me gusta llamarle cuando le veo en los patios de caballos, o en los callejones. Antes le daba un cigarro y mucha coba. Ahora como me he quitado del vicio solo le puedo dar lo último. Y se hincha de gozo al escucharme las mil y una historias que de él recuerdo en mi niñez. Cuando en Cabeza la Vaca hacía las delicias de propios y extraños en las capeas y se tiraba de cabeza a los burladeros, antes de que estuviese el callejón que hoy circunda aquel ruedo. La anécdota de cuando se clavó la puntilla. Aquella otra de cuando venía anunciado en los carteles con su burra Catalina… ¡Hay tanto que contar del Gran Abelardo!

Pero Abelardo es su nombre de guerra. El  verdadero es Antonio Martínez Reina. Aunque para el mundo del toro será siempre El Gran Abelardo. Vio la luz por primera vez en Constantina y, como tantos otros chavales de su generación, quiso ser torero y así dejar a un lado la miseria. A lo más que llegó fue a compartir cartel con otro ser inigualable, nuestro paisano El Platanito.

Esta tarde le ha tirado su ajada chaqueta a Morante en la vuelta al ruedo. Y como en tantas ocasiones a lo largo de su vida luchó con uñas y dientes, si aun le quedase alguno de los que le echó a la calle otro ‘capitalista’ en La Maestranza en una disputa por sacar a Pedro Castillo por la Puerta del Príncipe, para colocarse en el sitio justo, y poder cargar sobre sus hombros al de La Puebla.

Tras dar la vuelta al ruedo con el torero en hombros se arrodilló en la arena e hizo el gesto de que se cortaba la coleta. Aquella que de novillero no pudo cortarse porque le raparon al cero al negarse a torear en su pueblo si antes no cobraba. Cobró, sí, pero con otra moneda…

Cuando me marchaba de la plaza, volví a saludarle, me habló una vez más de su amigo Paquirri, al que venera hasta límites insospechados, y que en los ojos azules de mi compañero Gallardo evocaron su recuerdo, y nos contó que esta era su última tarde como ‘capitalista’. No le creo, porque los toreros nunca se van del todo. Y Abelardo, nació torero y morirá siéndolo. El Gran Abelardo, qué personaje…

 

GALERÍA GRÁFICA de GALLARDO

A Morante le relaja Zafra.

La mirada de un felino.

El Juli.

El Juli.

El Juli.

El Juli.

El Juli. El famoso 'julipié' El Juli.
Perera. Perera.

Perera.

Perera. Perera. Perera.
Perera. Perera. Perera.
Morante...Y El Juli sonriente. Morante. Morante.

Morante.

Morante.

Morante, para enmcarcar.

Morante.

Morante.

Morante.

Morante.

Morante.

El Juli.

El Juli.

Perera.

Los tres a hombros.


GALERÍA DE CUADRILLAS. FOTOS: GALLARDO.

Rafael Cuesta. Álvaro Montes. Juan Sierra.

Joselito Gutiérrez.

OTRAS IMÁGENES. FOTOS: GALLARDO.

Gran expectación antes del comienzo del festejo. José Manuel Ambrós. Luis Miguel Amado, a las puertas de una futura alternativa.
Gonzalo, controlando a la masa...

¡Cuándo dicen que se acaba esto de los toros!

La mancha roja de Coruche.

Los hermanos Javi y Nani Rosa, de Zafra.

Más de hermanos:ahora los Amaya, de Valencia del Ventoso.

Milagros y Juan Antonio.

Viendo a esta terna tiene que dar gusto ponerse malo, seas persona o bicho...

Así se hace afición. Felicidades papá por una niña tan guapa y aficionada.

Lo que diga la rubia...y punto.

La de mujeres guapas que concita esta fiesta.

Diego Bardón, corbatas a manojitos.

Jaime Ostos y la Doctora Grajal, fieles a su cita segedana.

Fernando Valbuena, custodiado...Por si se colaba al no estar acreditado por la Junta.

La afición valenciana. A falta de pan, buenas son tortas...

Pedro, Mª Ángeles y Juan Antonio, haciendo gala de su afición.

Mira tú por donde resulta que Catalonia is Spain. Jorge Sánchez Castañón y Pedro Trasmonte.
Los hermanos Navarro siguiendo la estela de los  Moreno.