BARCARROTA - Corrida de toros

Juan Leal y Ginés Marín lucen en Barcarrota

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Paseíllo para reconstruir

El francés Juan Leal y el oliventino Ginés Marín dejan una grata impresión en la primera de las dos corridas de la Gira de Reconstrucción celebradas en Barcarrota ante una noble y manejable corrida de El Parralejo a la que le faltó chispa para ser completa. Ambos espadas se repartieron cinco orejas.

BARCARROTA – Corrida de toros

TOROS: Se han lidiado cuatro toros de El Parralejo, correctos de presentación, nobles y manejables en conjunto.

TOREROS:
Juan Leal (de malva y oro), oreja y dos orejas.
Ginés Marín (de verde botella y oro), oreja y oreja.

INCIDENCIAS: Primera de las dos corridas del Circuito de Reconstrucción. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del Covid-19. A continuación sonó el himno nacional. Agustín de Espartinas saludó tras poner banderillas al tercero.


Ramiro Moreno.-

    Los nublados cárdenos que habían amenazado con dar al traste con la primera de las dos corridas de la Gira de Reconstrucción se despejaron y permitieron que Juan Leal y Ginés Marín, acompañados de sus respectivas cuadrillas, hicieran el paseíllo en Barcarrota.

      El primero de los de El Parralejo salió siempre distraído de los engaños. Juan Leal, fiel a su concepto, enjaretó un quite con el capote a la espalda de mucha quietud. Antes había lanceado a la verónica llevando al toro hasta los medios, en donde remató con una media. Con las dos rodillas en tierra inició la faena de muleta en redondo. A pesar del esfuerzo del francés, el astado continuó con su tendencia a rajarse. No se aburrió el galo que a base de pulsar mucho la embestida y dejar siempre la muleta en la cara de su antagonista consiguió ahormarlo. Sobre todo en la distancia corta, en circulares invertidos por ambos pitones. Puso broche a su actuación con unas ajustadas benardinas.

      El segundo de su lote se movió más que sus hermanos de camada. Agustín de Espartinas se lució en el tercio de banderillas. Con la muleta, Leal mostró que anda sobrado de temple en los derechazos que ligó por ese pitón. Pero en donde destacó fue al natural, en dos tandas de mucho mérito. Se agotó pronto el de El Parralejo, posiblemente por culpa de las costaladas que sufrió durante el primer tercio. No fue problema para el diestro francés porque en las distancias cortas es donde mejor se maneja. De ahí que se metiese en la jurisdicción del toro y a base de valor y exposición, sobre todo en una tanda de rodillas, calentase al respetable antes de rematar su actuación con un certero volapié.

      Ginés Marín recibió a su primero de capote a pies juntos. Por ajustadas chicuelinas lo quitó del caballo y con doblones genuflexos inició la faena de muleta sacando al colorao de El Parralejo a los medios. En donde le instrumentó una faena variada por ambos pitones en la que extrajo toda la nobleza que tenía el animal. Finalizó en cercanías demostrando que también sabe manejar ese palo del toreo. El mal uso del acero impidió que cobrase mayor premio.

     El cierra plaza se arrancó al relance al caballo que montaba Guillermo Marín que le propinó un gran puyazo. El toro, al igual que sus hermanos, tenía tendencia a salir distraído, pero también tuvo el don de la nobleza como el resto de la corrida y Ginés lo aprovechó perfectamente. Comenzó la faena de muleta con mucha torería, ganándole terreno para sacar al astado más allá de la segunda raya de los picadores. Basó su labor en la mano diestra, en la que enjaretó tandas ligadas que finalizó con artísticos cambios de mano y pases de pecho de trazo largo. Por el pitón izquierdo acarició el natural en una serie de suavidad de seda en la que dio tiempos al toro entre natural y natural. De nuevo el acero impidió mayor recompensa a su labor.

GALERÍA GRÁFICA – FOTOS: GALLARDO