OLIVENZA - 5ª de abono

Roca Rey y Ginés Marín sí tuvieron raza

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La dupla a hombros
La dupla a hombros

Le faltó raza a la de Daniel Ruiz y ensombreció el buen tono medio de la feria en el capítulo ganadero, pero toda la que le faltó al encierro le sobró a Roca Rey y Ginés Marín que se impusieron a los astados que le tocaron en suerte. Al igual que Morante que destapó el tarro de las esencias en el primero.


OLIVENZA – Corrida de toros

TOROS: Se han lidiado toros de Daniel Ruiz, desiguales de presentación y desrazados de juego.

TOREROS:
Morante de la Puebla
(de grana y oro), oreja y palmas.

Roca Rey (de tabaco y oro), palmas y dos orejas.
Ginés Marín (de azul rey y oro), oreja y oreja.

INCIDENCIAS: Aforo lleno. Tarde de temperatura cálida. Saludaron en banderillas Antonio Manuel Punta y Manuel Izquierdo en el tercero.


Antonio Girol.-

       Ojalá supiese el motivo, pero por regla general la del domingo por la tarde siempre deja un sabor agridulce en la feria de Olivenza. Y no me refiero al hecho de la melancolía que supone saber que mañana la plaza no abrirá sus puertas sino a que los toros, por uno u otro motivo, en esa corrida no suelen dar buen juego. Alguna excepción ha habido en la última década, pero no hoy precisamente. En donde los de Daniel Ruiz no redondearon una feria que en el capítulo ganadero ha tenido buena nota, en lo que a juego de bastantes toros se refiere.

        Y eso que nos las prometíamos muy felices con Morante de la Puebla cuando se abrió de capa en el primero y jugó los brazos y la cintura de manera acompasada y rítmica en el saludo encajado a la verónica. Como encajado fue el inicio por alto sacando al toro al tercio. Luego llegaría la lentitud hecha toreo en una serie diestra con la que acarició al de Daniel Ruiz. Lástima que por el izquierdo el toro no quisiera más porque el par de naturales que esbozó hubiesen sido el delirio de haber tenido mayor continuidad. La que sí hubo por el lado derecho en otras series dadas tan al ralentí que parecían dibujadas a carboncillo por la mano de algún artista. Los ayudados tan suyos epilogaron una obra que tuvo aroma de toreo caro.

       El que no hubo en el cuarto. Y no por falta de ganas del sevillano sino por la mala condición de su antagonista que ya de salida no permitió el lucimiento de Morante con el capote, que solo pudo dejar el retazo de su arte en el quite con el que homenajeó a Chicuelo. Por ayudados sacó al de Daniel Ruiz a los medios, en donde intentó ligar faena ante un astado sin una pizca de raza que más que embestir, pasaba por allí. Lo intentó el torero, eso hay que apuntare en su haber, pero en vista de las nulas posibilidades optó por doblarse con el astado antes de pasaportarlo.

       Manso y sin clase alguna resultó también el segundo que salió muy abanto y en banderillas tiró derrotes. Dos defectos que evidenció en el último tercio. Roca Rey intentó sujetarlo entre las dos rayas hasta que se fue a chiqueros. Poco pudo hacer el peruano con tan nulo colaborador más que despacharlo. Pitos al arrastre como ocurriese después en el cuarto y palmas para el torero.

       Venía Roca de triunfar la tarde anterior en Illescas y no iba a dejar pasar la oportunidad de puntuar también en Olivenza como se demostró en el quinto por más que el toro de Daniel Ruiz soltase la cara al final del muletazo. El peruano le aguantó miradas y coladas con valor espartano, sufrió una voltereta, pero al final terminó imponiéndose al astado con esa virtud de torero poderoso que le caracteriza, logrando de esa forma meter al público en una faena desarrollada en los medios en un palmo de terreno y en la que los pitones del toro le rozaron siempre los muslos. Con las bernadinas finales formó un taco en los tendidos, levantando al público de los asientos.

       No quiso quedarse atrás Ginés Marín ni respecto a Morante ni a Roca Rey. Primero en el saludo de capa en el que lanceó con mucha torería al tercero. Toro al que a pies juntos probó en el tercio con pases por alto para después, ya en los medios, correrle muy bien la mano marcando perfectamente los tiempos y ayudar al de Daniel Ruiz, que no iba sobrado ni de raza ni de fuerzas. Sin embargo, enfrente tuvo un torero de mente despejada que se inventó una faena por ambos pitones en la que siempre esperó a su antagonista para construir muletazos de muy buen trazo. El epílogo por bernadinas puso en pie a toda la plaza. Lástima del pinchazo que le restó la segunda oreja.

       Y después con el cinqueño que cerró la feria que tuvo una embestida áspera. Por eso Ginés se dobló de inicio con él para someterlo con su muleta. Había que estar muy firme con el toro para que no se hiciese el amo de la situación. Y Ginés lo estuvo. Hasta el punto de sacarle unas buenas tandas por el izquierdo con las que fue ahormando al de Daniel Ruiz, que tiraba derrotes secos al final del viaje. Se impuso Marín, que terminó en cercanías una vez hubo domado los complicados arreones a base de imponerse a un astado que tenía mucho que torear.


GALERÍA GRÁFICA. FOTOS: GALLARDO

OTRAS IMÁGENES. FOTOS: GALLARDO