AL QUITE - ANTONIO GIROL

1 de octubre, fecha clave en la vida de Miguel Ángel Silva

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Miguel Ángel Silva junto al cartel de su alternativa
Miguel Ángel Silva junto al cartel de su alternativa

«…el próximo día 1 de octubre, cuando Morante de la Puebla le intercambie muleta y espada en el ruedo de Zafra se cumplirán exactamente cuatro años de la gravísima cornada que le pudo costar la vida al segedano en El Hoyo de Pinares…»

Antonio Girol.-

El duende del toreo suele ser bastante travieso. Digamos que le gusta jugar sus dados con esa gracia propia del birlibirloque. Así lo ha querido para que coincidan dos efemérides referidas a Miguel Ángel Silva en la misma fecha del calendario. Porque el próximo día 1 de octubre, cuando Morante de la Puebla le intercambie muleta y espada en el ruedo de Zafra se cumplirán exactamente cuatro años de la gravísima cornada que le pudo costar la vida al segedano en El Hoyo de Pinares.

Esa es la recompensa que los hados le tenían guardada a Miguel Ángel cuando en aquella UVI móvil luchaba con uñas y dientes por aferrarse a la vida mientras los médicos a contrarreloj se afanaban por atajar la hemorragia y los destrozos que aquel maldito eral le había provocado en el muslo.

Pero también es el homenaje con el que el destino han querido agasajar a aquellos leales como Antonio y Carlos Muñoz, José Luis Sierra y Pedro Pablo Gallardo que raudos no dudaron ni un segundo en cortar las tinieblas de la noche a bordo de un coche que les condujo desde Zafra a Salamanca para estar con el amigo herido. Y con su familia. La cual el próximo 1 de octubre sí podrá, por fin, borrar para siempre la fecha negra del calendario y en su lugar reescribir una nueva en la que alegres colores tinten la efeméride.

A veces el destino se muestra así de burlón. Para bien. Por eso cuando el primer sábado del próximo mes suenen los clarines y Miguel Ángel Silva se coloque en el centro de la formación que rompa plaza, con su traje de estreno y la montera en la mano derecha, seremos muchos los que evocaremos aquella noche tan larga. Para acto seguido, con la sonrisa en los labios dar gracias, unos al destino y otros a nuestros santos de cabecera, por haber obrado el milagro de que aquel joven que se agarró con todas sus fuerzas a la vida, pueda en ese justo instante cumplir su sueño de convertirse en matador de toros: en su ruedo, con su gente, y con un toro de la ganadería en la que tantas veces sintió la magia de sentirse torero. Enhorabuena Miguel Ángel.