La falta de luz artificial no fue problema para que Diego Ventura y Leonardo Hernández abrieran la puerta grande de Mérida tras hacer una exhibición de toreo a caballo ante un encierro de Luis Terrón en el que destacó el segundo de lidia ordinaria. Hermoso de Mendoza solo pudo pasear un trofeo del primero.
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Antonio Girol.-
La luz, o mejor dicho la falta de ella, pudo dar al traste con la primera corrida de la feria de Mérida y de paso provocar un grave problema que afortunadamente quedó solo en una anécdota que anotar en el libro de historias del centenario coso de San Albín. Estaba Pablo Hermoso de Mendoza lidiando a lomos de Beluga al primero de Luis Terrón cuando de repente se apagaron la mitad de los focos que iluminaban al ruedo. Con solo la otra mitad dando luz continúo el de Estella su labor ante un astado soso más interesado en los tendidos que en los caballos del rejoneador navarro. De entre ellos destacó Berlín con el que Hermoso toreó primorosamente de costado poniendo tanto él como su cabalgadura aquello que le faltaba al toro. Lo atronó de un certero rejón de muerte y a media luz paseó un trofeo.
Si soso y ‘esaborío‘ resultó el primero, el cuarto por contra no tuvo ni una pizca de bravura. Toro con mucho volumen que fue aplaudido de salida pero que no llevaba nada dentro. Buscó Hermoso de Mendoza conectar con los tendidos primero con el galope a dos pistas de Disparate y luego con las piruetas tras banderillas de Donatelli, con el que buscó encelar al astado llegándole mucho en círculos, pero ni así logró su objetivo. Hubo de echar mano del estoque de cruceta tras dejar el rejón de muerte. El público muy cariñoso durante toda la noche le tributó una ovación que saludó desde el tercio. Al toro le pitaron al arrastre.
Si la luz había jugado una mala pasada a Mendoza en su primero, en el de Diego Ventura que hizo segundo de lidia ordinaria pudo provocar un drama cuando toda la plaza quedó a oscuras durante un minuto. Justo en el momento en que el rejoneador hispano luso cambiaba de caballo y su auxiliar se encontraba en los medios fijando la embestida del astado. Afortunadamente volvió el fluido eléctrico y pudimos seguir disfrutando de la excelente faena con la que Ventura deleitó al respetable con el mejor toro del encierro por nobleza, ritmo y clase en las embestidas. Faena que tuvo el hilo conductor del temple. Primero a lomos de Nazarí con el que provocó un alboroto con su andar a dos pistas. Pero sobre todo con Ritz que ejecuta los quiebros de forma magistral. Las dos orejas con las que fue premiado hicieron honor a lo visto en el ruedo.
El quinto no tuvo las mismas virtudes que el primero de su lote. Aquerenciado en tablas tuvo que tirar de él a lomos de Roneo que demostró ser un caballo a seguir por su valentía tanto por los adentros como a la hora de ir de frente para las batidas al pitón contrario. Solo una banderilla colocó con Nazarí, la estrella de su cuadra. Pero con el que formó el taco fue con Chalana, que hace honor al magnífico interior zurdo luso del que ha tomado el nombre y como el genial jugador del Benfica tiene en los quiebros su mayor virtud. Si Chalana fue capaz de plantar cara hasta el punto de estar a un tris de derrotar a la Francia de Platini en la Euro del 84, el Chalana equino también lo hizo con este astado y al igual que en su día el futbolista levantó al público de los asientos por su valentía y su virtuosismo.
Leonardo Hernández tiene muchas virtudes como rejoneador, y entre ellas se encuentra la de no volver la cara ante los retos. Esta noche ha vuelto a demostrar que su toreo a caballo está a la altura de sus compañeros de cartel y no tiene nada que envidiar ni a Pablo ni a Diego. Le correspondió un lote similar, es decir, dos toros reservones que embestían a arreones y ante los que había que sacar a relucir dotes de temple. Y de temple anda sobrado el extremeño. Así lo ha evidenciado primero con Amatista con el que expuso mucho y con Despacio que cita en estático con la verdad de ir siempre de frente al ejecutar el tierra a tierra. Con Xarope buscó la comunión con el púbico a base de practicar la levada para citar antes de clavar las cortas. Producto de su buen hacer le fueron pedida con fuerza las dos orejas y también el rabo, que el presidente no concedió.
También daba arreones el sexto. Al que imprimió temple a lomos de Despacio. Lástima que el toro no fuese el ideal para que Sol demostrase todo su esplendor como caballo torero, porque solo por verle galopar de costado dando la cara siempre a su antagonista con tanta expresividad merece pagar una entrada. Un caballo que marcará una época como en su día hiciese el recordado Quieto. Una nueva oreja logró cortar tras atronar de un certero golpe de descabello que le valió para empatar a trofeos con Ventura y abandonar juntos, a media luz, el ruedo de Mérida.
GALERÍA GRÁFICA (GALLARDO) |
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SENTIMOS NO PODER OFRECERLES FOTOGRAFÍAS DEL FESTEJO. UN PROBLEMA TÉCNICO PRODUCTO DE LA FALTA DE LUZ ARTIFICIAL HIZO IMPOSIBLE QUE PUDIÉSEMOS TOMAR IMÁGENES CON CALIDAD SUFICIENTE. |