Se marcharon a hombros Perera y Jiménez Fortes, que sustituía a Ferrera, pero este hecho no empaña que la primera de abono tuviese como denominador común el mal juego de un encierro de Daniel Ruiz que nunca debió salir al ruedo de Pardaleras.
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Antonio Girol.-
Hay tardes en que por más que los toreros salgan a hombros el maquillaje de las orejas no puede, ni debe, tapar la triste realidad de una fiesta demacrada. La de hoy ha sido una de esas en las que, aunque la foto de portada sea los costaleros llevando a los espadas, el acento debe de estar no en lo que ha habido de más sino en lo de menos, que ha sido el toro.
No voy a entrar en la falta de raza y mansedumbre de la totalidad del encierro de Daniel Ruiz. Puedo disculparlo, aunque me cueste al tratarse de una ganadería señera. Digo lo de señera porque es de las que asiduamente torean las figuras. Pero en el tema de la presentación no admito justificación. No pido para Badajoz el toro de Bilbao, ni siquiera el de Albacete o Logroño. Pero tampoco el repertorio que hoy hemos visto salir al ruedo. Con animales impropios para una plaza de capital de provincias. Carentes del mínimo trapío exigible, con la salvedad de cuarto y quinto en los que se cumplía el refrán del tuerto en el reino de los ciegos.
En la presentación son responsables directos tanto empresa como toreros. Sí, lo toreros también por sus imposiciones, incluidas las de sus apoderados en los corrales. Harían bien unos y otros en reflexionar sobre la deriva que lleva esta fiesta, y meditar qué algo se estará haciendo pésimamente mal cuando la gente abandonaba la plaza a la salida del sexto bis. Aquellos que daban la espalda yéndose a sus casas lo mismo es complicado volverles a meter en la talega. Ojito con eso, que se repite mucho ese lema de “sin toro no hay fiesta”, pero cuando no va haber fiesta es el día que la gente deje de ir a los toros.
| Hablando de toros. Poco se puede contar de los tres que salieron por delante. Sobre todo del manso lidiado en primer lugar y picado en la puerta de chiqueros, ante el que Miguel Ángel Perera no pudo ni justificarse. Aún lo hizo menos Alejandro Talavante en el segundo, al que trasteó de inicio con una serie de ayudados y directamente se fue a por la espada desatando una bronca que terminó siendo monumental al atascarse con los aceros. |
«En la presentación son responsables directos tanto empresa como toreros. Sí, lo toreros también por sus imposiciones, incluidas las de sus apoderados en los corrales. Harían bien unos y otros en reflexionar sobre la deriva que lleva esta fiesta…»
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Jiménez Fortes, que sustituía a Antonio Ferrera, reaparecía tras la gravísima cornada sufrida el pasado San Isidro cuando un astado le atravesó el cuello de lado a lado. ¡Cómo no será el valor de este joven malagueño que su primer contacto con el toro fue irse a la puerta de chiqueros! De donde salió volteado al ejecutar una larga cambiada a portagayola. Este hecho hizo que lo espectadores despertasen de la modorra. Le cogió el aire y la distancia al torito de Daniel Ruiz. Al menos durante el escaso tiempo que le duró ‘la gasolina’ al animal, al que corrió bien con la mano derecha en dos series en redondos. Por el izquierdo no pudo más que probarlo y comprobar que se quedaba en las zapatillas. Cuando volvió al otro pitón no le quedó más remedio que meterse en terrenos de cercanías para conseguir la efectividad del arrimón que le valió la primera oreja de la tarde.
Perera salió a por todas en el cuarto. Lo recibió de rodillas por verónicas que remató con un farol que puso al público en pie. Tenía más presencia, y también más motor, este toro y eso le sirvió al de Puebla del Prior para instrumentar un quite por gaoneras marca de la casa. Como también lo fue el inicio del último tercio con un pase cambiado por la espalda de los que quitan el hipo. Luego seguiría una faena cimentada en la firmeza de pies y el pulso de las muñecas hasta conseguir montarse encima del astado en una demostración de que en las distancias cortas es donde, curiosamente, mejor se mueve sin necesidad de mover ni un ápice las zapatillas. Remató con una serie de circulares dados sin la ayuda que terminaron de poner al público de acuerdo a la hora de pedirle las dos orejas, a pesar del pinchazo inicial que siguió de una estocada que tiró al burel sin puntilla.
Poco se le ha podido ver a Talavante. Tampoco en el quinto. Un toro que echaba la cara arriba y salía distraído de las suertes y ante el que Alejandro estuvo porfión hasta conseguir arrancarle un par de series al natural para paladear lentamente. Paseó un trofeo.
Luego vendría el epílogo apropiado al triste espectáculo que llevábamos visto. Repito, más allá del barniz de las orejas. Salió el sexto de lidia ordinaria, jabonero, que se tapaba por delante, y hubo de ser cambiado porque arrastraba los cuartos traseros. Salió un sobrero del mismo hierro que en esta ocasión no se tapaba ni por la tonalidad melocotón del pelo. Dio tres volteretas y se lastimó por lo que hubo que ser también devuelto. Hubo que sacar un segundo sobrero, en este caso del hierro de Luis Algarra Polera. Toro más cuajado que los anteriores ante el que Jiménez Fortes inició el último tercio de manera inversa a lo que es habitual, ya que enjaretó tres bernadinas en los medios. Posteriormente le instrumentó una faena cimentada en la mano diestra y con el arrimón como recurso que le valió para recolectar otra oreja y así acompañar a Perera en una salida en hombros que maquillaba el halo de tristeza de la primera de abono.
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GALERÍA GRÁFICA (GALLARDO) |
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GALERÍA DE CUADRILLAS (GALLARDO) |
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OTRAS IMÁGENES (GALLARDO) |
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