«…Aquella tarde, a diferencia de cuatro décadas después, el festejo no se suspendió sino que se aplazó. Ya que fue trasladado al día 28. Fecha en la que ya no pudo actuar Antonio José Galán por tenerla ocupada con otro contrato…»
Antonio Girol.-
Cuando el pasado martes, 24 de junio, se anunciaba oficialmente que se suspendía la corrida de ese día por la mucha lluvia caída en las horas previas al comienzo del festejo, estoy convencido de que no fui el único aficionado que se preguntó si sería esta la primera vez que ocurría algo parecido en la feria de San Juan.
Picado por la curiosidad le pregunté a Fernando Masedo Torres con quien me crucé en el callejón. El periodista pacense, me dijo que, así a bote pronto, no tenía recuerdos de un caso similar. Y con la seguridad de que la excelente memoria del decano era suficiente aval me quedé satisfecho y no indagué más en la cuestión.
Sin embargo, esta mañana me he llevado una grata sorpresa cuando Paco Naharro, una auténtica enciclopedia taurina humana y un documentalista como no volverá a nacer otro en esta ciudad, me ha dicho que existía un precedente.
Ha sacado un cartel, primorosamente doblado, del bolsillo de su camisa. Y extendiéndolo con parsimonia y mimo me ha dicho: “Mira Antonio. Hace justo 40 años ocurrió lo mismo, y el mismo día” Mientras me mirada como un niño que entre sus manos tiene un tesoro me ha narrado con pelos y señales que el 24 de junio de 1974, también por lluvias, fue suspendida la corrida en la que, con reses de Conde de la Corte y María Olea para rejones se anunciaban Gregorio Moreno Pidal (otra coincidencia más al haber un caballo por delante), Ruiz Miguel (que fue sustituido por Dámaso González debido a un inoportuno cólico nefrítico que le hizo perderse esta corrida y otra en Francia), Antonio José Galán y Paco Bautista.
Aquella tarde, a diferencia de cuatro décadas después, el festejo no se suspendió sino que se aplazó. Ya que fue trasladado al día 28. Fecha en la que ya no pudo actuar Antonio José Galán por tenerla ocupada con otro contrato. Siendo reemplazado por José María Manzanares.
Ha sido contarme el bueno de Naharro esta historia y picarme la curiosidad. De ahí que haya tirado de hemeroteca para recabar datos. Esa feria tuvo otra curiosidad reseñable. A semejanza de la de julio de Valencia, el día 23 se llevó a cabo una desencajonada de las reses que se iban a lidiar durante el ciclo sanjuanero. Era la primera vez que se celebraba tal evento y contó con poco público en las gradas, lo que motivó que no se repitiese en siguientes ediciones.
Se ve que ni entonces ni ahora el tema del ganado y su presentación es cuestión que ocupe horas de cábalas en el público pacense. Por desgracia es así y de ahí que a nadie extrañe que aquí no se proteste nada de lo que sale por los chiqueros. Con lo que ello supone de tranquilidad absoluta tanto para empresa como para toreros y veedores de unos y otros. |
«…Mientras me mirada como un niño que entre sus manos tiene un tesoro me ha narrado con pelos y señales que el 24 de junio de 1974, también por lluvias, fue suspendida la corrida…»
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Puestos a recordar y habiendo abierto la tapa de la hemeroteca conviene señalar también que al día siguiente al de la suspensión, con más de media entrada en los tendidos, se lidiaron reses de Luis Albarrán, dice la crónica que huidas y difíciles, que fueron estoqueadas por Diego Puerta, Palomo Linares y Niño de la Capea. Los dos últimos abroncados. Solo el sevillano obtuvo el premio menor de una vuelta al ruedo.
Similar aforo cosechó la plaza la jornada posterior. En que se corrieron toros de Torrestrella para Paco Camino, que paseó las dos orejas del cuarto; El Viti, que obtuvo idéntico premio en el segundo; y Amadeo Dos Anjos, que se marchó sin tocar pelo. Esa tarde, a diferencia de la anterior, la mayoría de astados fueron aplaudidos en el arrastre.
Para el día 27 se anunciaron reses de Manuel Arranz. Poco menos de media plaza fue ocupada en sus asientos, con la eximente de que fue festejo televisado. Las reses del hierro salmantino fueron lidiadas, en mano a mano, por Paquirri y Niño de la Capea, que se pudo desquitar del mal sabor de boca dejado en su otra comparecencia paseando en esta ocasión tres apéndices. Cuatro y un rabo fue el botín del malogrado diestro nacido en Zahara de los Atunes.
Volviendo al inicio de la historia toca pararse a contar qué pasó la tarde del 28 de junio. Fecha a la que fue trasladada la corrida anunciada para el día del patrón, y que como he dicho dio al traste el tremendo aguacero caído horas antes. Triunfaron Moreno Pidal, que cortó una oreja; Dámaso Gónzalez, que obtuvo idéntico premio que el rejoneador pacense, y Paco Bautista, que en su caso le fueron concedidas dos, una en cada toro. El que resultó peor parado fue Manzanares, silenciado en uno y abroncado en el otro.
Curiosamente han tenido que pasar cuatro década justas para que el mal tiempo, tan impropio de estas calendas, hiciese de las suyas impidiendo que los aficionados pacenses se quedasen sin festejar taurinamente el día de su patrón.
Sirvan por tanto estas letras para honrar al bueno de Paco Naharro, que con su privilegiada memoria y su genial hemeroteca me ha aportado tema y luz para este artículo. Un hombre tal vez no lo suficientemente reconocido por los conspicuos aficionados de esta ciudad. Y que el día que falte, ojalá que tarde mucho para esa fecha, se le reconocerá su valía como es mala costumbre. Algo común en nuestra idiosincrasia particular, por desgracia.