La reinauguración de la plaza de Villanueva del Fresno tuvo un cartel de máximo interés, toros de José Luis Iniesta para Victor Mendes, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante. De lo acontecido en el ruedo villanovense damos buena cuenta en esta GALERÍA GRÁFICA.
LA FICHA:
Toros de José Luis Iniesta, para Victor Mendes, silencio y oreja. Miguel Ángel Perera, oreja y saludos. Alejandro Talavante, dos orejas y una oreja.
AL QUITE |
El reencuentro.
Antonio Girol.-
No todos los días se reinaugura una plaza de toros. Esa dicha queda supeditada a fechas especiales o lugares con sensibilidad especial por la fiesta. Así ocurrió en Villanueva del Fresno, donde el día 22 de agosto de 2010 quedará para siempre marcado en su calendario, como el día en que las puertas de su centenario ruedo se reabrieron para recibir la llegada de los toros de José Luis Iniesta con sus morillos encintados en azul y blanco; los coches de cuadrillas con los alamares dorados de Victor Mendes, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante, mezclados con los azabaches y platas de sus subalternos. Y envolviéndolo todo, como si de celofán se tratase, esa sensación tan mágica que produce una tarde de toros.
Sonó el pasodoble y los áureos y argentas brillaron, refulgentes, haciendo guiños a la concurrencia. Victor Mendes tiró de maestría y oficio. Se dobló con sus toros y evocó recuerdos de antaño, cuando su robusta torería llenaba plazas en toda España al reclamo de un portugués que bebía en la tauromaquia del gran Manolo Dos Santos.
Miguel Ángel Perera desgranaba quilates de técnica en la flexibilidad de su cintura, embarcando embestidas que llevaba, largas, cadenciosas, hasta ese lugar que sólo está al alcance de los tocados por la varita del hada del toreo. Sólo la espada se cruzó en su camino hacia la Puerta Grande.
Puerta Grande que sí cruzó Alejandro Talavante. Sonriente, feliz, sosegado consigo mismo y con su toreo. Los riñones encajados, la figura erguida, zapatillas clavadas en la arena y la muñeca pulseando, con temple, los naturales hasta provocar el delirio de una afición entregada.
Así discurrió una tarde de toros que ya por siempre quedará en el recuerdo …
GALERÍA GRÁFICA de BONI ELÍAS |
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