La soleada mañana olvientina se desperezó con el griterío de la chiquillería que acudió a conocer más de cerca la fiesta de toros gracias a la labor pedagógica que ‘El Juli’ ha querido poner en práctica como primer acto de la feria de marzo.
Antonio Girol.-
Lucía el sol y la mañana invitaba a solazarse con la jovial pureza de los chavales que venidos de diferentes centros educativos había querido sumarse a la fiesta con la que arrancaba la feria taurina de Olivenza.
En el patio de caballos, relativamente relajado y ataviado camperamente, Julián López ‘El Juli’ esperaba que tan juvenil concurrencia fuese acomodándose en las gradas y de cuando en cuando saludaba a los más avispados que se acercaban para tocar al ídolo.
Junto a él doce chavales, seis y seis, representando a las dos escuelas más potentes del panorama educativo taurino como son las del Patronato de Tauromaquia de Badajoz y La Fundación ‘El Juli’ esperaban la hora en que harían el paseíllo para tentar a tres eralas de Zalduendo.
Una atronadora ovación recorrió los tendidos acogiendo con cálida muestra de afecto a los intervinientes tras hacer el paseíllo y ser anunciados por la megafonía dispuesta para la ocasión.
A la primera vaca, más descarada que sus hermanas, la tentarían Luis Manuel Terrón y Miguel Luna, de la escuela pacense, y Amor Rodríguez y Alejandro Gardel de la de ‘El Juli’. El breve picotazo para probar la bravura sería administrado por Guillermo Marín.
En la siguiente erala, de bonitas hechuras y buen tranco, le tocaría el turno a Aquilino Girol, Leo Valadez, ambos de la escuela de Julián; y a María del Mar Santos y Ginés Marín, de la del Patronato. En esta ocasión la vara correría a cargo de Palomo
Quedaba una tercera vaca en los corrales. Con ella haría su aparición en el ruedo ‘El Juli’ para deleite del público que abarrotaba dando colorido a las gradas. Además del maestro también actuarían Fernando Flores y David Bolsico, por parte pacense, y Adrien Salenc e Ignacio Ruiz, por la madrileña.
Después vendría el apoteósico fin de fiesta con la chavalería saltando al ruedo para el encierrillo simulado y de paso poder fotografiarse y pedir autógrafos a Julián, que solícito y entregado atendía sin desmayo a todos los que se le acercaban recibiendo a cambio la sonrisa de la felicidad.
IMÁGENES DE LA JORNADA. FOTOS: GALLARDO |
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