MÉRIDA - 2ª de feria

Ponce, Fandi y Perera: garantía de éxito

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Miguel Ángel Perera

Los tres espadas cumplieron con las expectativas que había depositadas en el cartel. Ponce mostró su magisterio, El Fandi el dominio absoluto de los tres tercios y Miguel Ángel Perera el poder en grado sumo. Entre los tres se repartieron media docena de orejas de una corrida muy justa de presentación del hierro del empresario de la plaza.


MÉRIDA – Corrida de toros

TOROS: Se han lidiado toros de García Jiménez y Olga Jiménez (4º), justos de presentación y juego desigual.

TOREROS:
Enrique Ponce (de blanco y azabache), ovación con saludos y dos orejas.
David Fandila ‘El Fandi’ (de nazareno y oro), dos orejas y ovación con saludos.
Miguel Ángel Perera (de malva y oro), oreja y oreja.

INCIDENCIAS: Noche de temperatura agradable. Dos tercios de entrada en aforo limitado.


Antonio Girol.-

       Anunciar en un cartel a Enrique Ponce, El Fandi y Perera es apostar a éxito asegurado a que a poco que el ganado embista. Ya que el magisterio del valenciano, el dominio en los tres tercios del granadino y la solvencia y el poder del extremeño tienen el denominador común de ser del agrado de un amplio espectro de público y aficionados. Como ha sucedido esta noche en Mérida.

       El primero tuvo el defecto de llevar siempre la cara alta y salir suelto. Enrique Ponce se percató rápidamente del defecto por eso se dobló de inicio con él y con suavidad fue haciendo al toro para ahórmalo en la muleta. Con la voz y pulseando las embestidas ligó los derechazos en una faena tesonera a un animal que presentó la dificultad de que protestaba cuando se le hacían las cosas por arriba. Fue ovacionado.

       En el cuarto, se dobló en el inicio de faena al que puso broche con un cambio de mano preñado de pinturería. El de Olga Jiménez metía bien la cara y Ponce lo aprovechó para, muy encajado de riñones, torearlo muy relajado de muñecas. Gustándose especialmente en los remates por bajo. En una faena de pellizco. Intentó la poncina, pero solo pudo dar una, lo que no restó mérito a su labor que fue premiada con dos orejas pedidas a ley por un público que estuvo toda la noche muy cariñoso con los tres toreros.

       Con una larga cambiada en el tercio saludó El Fandi al segundo de la noche para después desgranar un ramillete de ajustadas verónicas. Las chicuelinas rematadas con una serpentina del quite sirvieron de antesala a tres pares de banderillas marca de la casa que hicieron el deliro de los tendidos. Comenzó la faena de rodillas, pero el toro le apretó para los adentros y tuvo que declinar. El de García Jiménez se quedaba en las zapatillas y reponía con rapidez lo que obligó a que el granadino tuviese que andar listo tirando siempre del toro hacia adelante para que no se le quedase debajo en una faena muy meritoria. El circular final terminó por calentar al público junto con la estocada. Paseó dos orejas.

      En el quinto, Fandila también echó las rodillas a tierra para saludarlo con una larga cambiada. El quite por navarras fue muy aplaudido, pero en donde se provocó el alboroto fue de nuevo en banderillas con los cuatro pares que puso al astado de su apoderado. Se apagó pronto el toro, que, tardo en la embestida, soltaba la cara al coger los vuelos de la muleta del granadino, que se fajó con él en una faena de toma y daca en la que puso toda la carne en el asador a base de llegarle mucho con la muleta en el hocico y tragarle frenazos.

       El tercero no fue un toro fácil. Se cruzaba por el izquierdo desde que salió por chiqueros. A Curro Javier le puso los pitones en la barbilla en los dos pares que intentó por ese pitón. Pero este defecto que en otras manos hubiese sido un problema, en las de Miguel Ángel Perera no fue tal porque el extremeño le plantó la muleta por el derecho y a base de temple y mando fue sacando series ligadas que fueron creciendo en intensidad conforme metió al toro en el poderoso canasto de su muñeca. No rehusó el izquierdo y le ganó la partida al astado en una serie en la que hizo volar la muleta al natural. El fallo con el acero dejó el premio en solo una oreja, lástima porque fue faena de mayor recompensa.

       El sexto también tuvo mucho que torear. Pronto al cite, se rebosaba en las primeras embestidas para después ir frenándose en los siguientes viajes. Perera lo ahormó a base de dosis de temple y exigiéndole mucho por bajo. Tanto lo sometió que el toro terminó rajándose y yéndose a tablas, en donde el de Puebla del Prior le buscó las vueltas con circulares. Cortó otra oreja.


GALERÍA GRÁFICA – FOTOS: GALLARDO

OTRAS IMÁGENES – FOTOS: GALLARDO