Antonio Ferrera y Sebastián Castella, recién aterrizados de América, junto a Miguel Ángel Perera, que entró en el cartel por la vía de la sustitución de Emilo de Justo, divirtieron al público en una matinal entretenida en la que se vio buen toreo y se cortaron cuatro orejas de una noble corrida de Zalduendo.
OLIVENZA – Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado toros de Zalduendo, correctos de presentación, nobles y de buen juego en conjunto con un punto de mansedumbre en los finales.
TOREROS:
Antonio Ferrera (de turquesa y oro), ovación con saludos y dos orejas.
Sebastián Castella (de sangre de toro y oro), oreja y oreja
Miguel Ángel Perera (de azul rey y oro), oreja y oreja.
INCIDENCIAS: Dos tercios de aforo. Mañana soleada y de temperatura cálida. Miguel Ángel Perera sustituyó a Emilio de Justo que presentó parte de baja por operación del hueso escafoides. Saludaron en banderillas: Javier Valdeoro y Fernando Sánchez en el 1º, José Chacón en el 2º, y Javie Ambel, en el 3º bis.
Antonio Girol.-
Al igual que en otras ocasiones he criticado a Zalduendo, siempre con razón, por el mal juego de sus toros, hoy no me duelen prendas en reconocer que la divisa de la Z ha echado un encierro con nobleza y movilidad, y un puntito de mansedumbre todo hay que decirlo, que ha permitido que los tres toreros actuantes pudiesen expresar sus tauromaquias para alegría de un público que se divirtió en una matinal en la que picó el sol de lo lindo, pero que también tuvo esa luminosidad que tan atractiva hace a las plazas de toros en puertas de la primavera.
Con cadencia y gusto saludó Antonio Ferrera al primero que tanto apretó en el caballo que allí se dejó casi todas sus fuerzas. Por ello, si el torero le bajaba la mano cabía la opción de que se cayese y si abusaba de la media altura, protestaba. Exigía por tanto el toro que se le hicieran bien las cosas porque de lo contrario se violentaba, ya que no era fácil. Por eso tuvo mucho mérito lo bien que Ferrera midió la altura justa para administrar las series con una y otra mano y lo mucho que toreó a favor del animal en una faena que tal vez no llegó al público pero si al aficionado.
Pero con el que formó el taco fue con el cuarto. Con ese aroma añejo de los quites de antes, Ferrera lo sacó del caballo por faroles. Sin apretar en el inicio y toreando siempre a favor de su antagonista, fue moldeando en las primeras series la obra que luego ofrecería al respetable. Se gustó toreando relajado en tandas rematadas con exquisitez. Los naturales tuvieron el gusto del toreo lento, reposado, con sabor. Porque todo lo que hizo Ferrera al noble y enclasado zalduendo tuvo la categoría de faena para el recuerdo. Y mereció con creces las dos orejas con las que fue premiado.
Sebastián Castella ha entrado en una época de madurez que aventura tardes de toreo bueno. Quieto como un junco en los medios se pasó por detrás al segundo de la mañana para después templar perfectamente al de Zalduendo que, casi sin necesidad de toques, seguía con nobleza los vuelos de la muleta del francés en una muy buena faena: sutil, por lo suave de los trazos y a la vez maciza. En la que mostró una dimensión de torero cuajado y reposado
Aires mexicanos hubo en el quite del quinto. No en vano el torero francés ha hecho una amplia temporada americana este invierno y se le nota en el temple que trae en sus muñecas. Toreo relajado, con la figura muy erguida y con la verdad del cite y la ligazón sin trampas en las series con la diestra y las tandas de naturales que compusieron una faena que vislumbra el Castella que veremos esta temporada.
El tercero se partió la pata derecha en el último par de banderillas que le puso Javier Ambel. Sin ser preceptivo porque ya había cambiado el tercio, el presidente sacó el pañuelo verde en un gesto de agradecer para el torero y sobre todo de cara al público. Corrió turno Miguel Ángel Perera y brindó el toro a Guillermo Barbero. En los medios, de rodillas, le dio un par de pases cambiados. Para después templar mucho la embestida del astado en series muy ligadas por el derecho. Embestía el zalduendo con nobleza y Perera se gustó también en los naturales. Tanto exprimió al toro que al final se terminó rajando.
El sobrero tuvo de inicio cosas muy parecidas al abre plaza. Además se puso molesto en banderillas. Javier Ambel le corrió perfectamente a una mano para cerrarlo. Para que luego Perera le enseñase los caminos a base de llevarlo muy toreado y exigirle mucho por abajo en una faena poderosa de un torero que se maneja perfectamente en el registro de toros que humillan y se desplazan como lo hizo este de Zalduendo.
GALERÍA GRÁFICA. FOTOS: GALLARDO
OTRAS IMÁGENES. FOTOS: GALLARDO