Manuel Rodríguez 'Manolete II'

Un espontáneo de puerta grande

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El torero emeritense Manolete II (FOTO: cortesía de José Casillas Suárez)
El torero emeritense Manolete II (FOTO: cortesía de José Casillas Suárez)

“…Bernadó y un espontáneo, a hombros en Almendralejo. Curiosísima circunstancia en la corrida celebrada en la Plaza de Toros de Almendralejo el día 15 de agosto de 1958. Un espontáneo se tiró al ruedo y en lugar de salir de la Plaza custodiado por la fuerza pública, lo hizo a hombros de los aficionados, cosa absolutamente insólita…»

José Casillas Suárez.-

       En Madríd, donde residía desde hace bastantes años, falleció a la edad de 82 años el novillero emeritense Manuel Rodríguez Arce ‘Manolete II’. Su óbito me llenó de nostalgias por hechos vividos durante nuestra infancia y primera juventud. No solo por los afectivos vínculos familiares, también por la común inclinación a los misterios del toro y secretos de su lidia.

       Los años cincuenta eran muy difíciles para el aspirante, sin escuelas aquí y escasez de medios de todo tipo. Sin embargo, existía en Mérida una importante y activa afición juvenil destacando como novilleros aspirantes un grupo encabezado por Antonio Moreno ‘Niño del Matadero’, Miguel Yuste ‘El Charro’, Manuel Rodríguez ‘Manolete II’ y Martín Galán ‘Martinete’ que en festejos organizados por el empresario Luis Álvarez montaba frecuentes carteles de promoción combinando a los de casa con otros foráneos como Manuel Jiménez ‘Viruta’, Constantino Osorio, Pepe Alfeirán, o el malogrado Rafael Martín Vigara ‘El Zorro’.

       De feliz recuerdo me resulta el celebrado día 4 de septiembre de 1954, cuyo feriado cartel anunció cuatro novillos de Luis Álvarez para Manuel Rodríguez ‘Manolete II’ y Manuel Jiménez ‘Viruta’, de Madrid, consiguiendo el emeritense franquear a hombros de sus muchos admiradores la puerta grande de San Albín. Y no fue la única ocasión que asistimos al triunfo de ‘Manolete II’ con salida de puerta grande en compañía de Miguel Yuste, ocasión de doble gozo al tratarse de Yuste, gran amigo de Manolo y de quien esto escribe.

       Manuel Rodríguez, ‘Manolete II’ tuvo su Peña en Mérida. Promovida por más de una veintena de jóvenes que deseábamos alentar y ayudarle en su carrera. Sería la primera entidad taurina constituida conforme al ordenamiento legal en vigor. Estuvo domiciliada en el actual número ocho de la calle Travesía de Pizarro, siendo presidida por Álvaro Tarifa Bandera. Acompañamos al torero en varias actuaciones fuera de Mérida, siendo las principales en su presentación en Badajoz (antigua plaza de Puerta Pilar) y en Cáceres (plaza de la Era de los Mártires) Si mal no recuerdo, en esta novillada formó cartel con Luis Alvíz y ‘Mirabeleño’, padre del actual matador de toros Juan Mora.

       Mas el tiempo pasaba y no se le ofrecía nada importante. Bien entrada la temporada de 1958 tomó una temeraria decisión; Para la tarde del 15 de agosto, en la Coso de la Piedad de Almendralejo se anunció la lidia de “7 escogidos toros 7” de la famosa ganadería de don Eduardo Miura. Uno de rejones para Salvador Guardiola y los seis restantes para Antonio Chenel ‘Antoñete’, Juanito Bienvenida y Joaquín Bernadó.

      Con este cartel por delante hagamos memoria como fue el incidente: He aquí un fragmento de la crónica de la corrida publicada en el Diario Hoy del día 16 de agosto de 1958 firmada por Luís Apostua: “En el sexto sucedió lo inesperado. Manuel Rodríguez “Manolete”, pero Manolete II, un chaval de Mérida se tiró al ruedo en los mismos toriles. Plantó su erguida figura para que sus colaboradores le enviasen por la vìa aérea la muleta y con ella en la mano citó al Miura y lo toreó. ¡Lo toreó! No le dio esos cuatro mantazos que dan todos los espontáneos. Lo citó, se lo pasó por la cintura, el toro volvió dócil al mando de su muleta y allí estuvo dando pases mientras quiso en medio de una atronadora ovación”

      Otro medio, cuyo nombre no recuerdo, informa: “Bernadó y un espontáneo, a hombros en Almendralejo. Curiosísima circunstancia en la corrida celebrada en la Plaza de Toros de Almendralejo el día 15 de agosto de 1958. Un espontáneo se tiró al ruedo y en lugar de salir de la Plaza custodiado por la fuerza pública, lo hizo a hombros de los aficionados, cosa absolutamente insólita y que no sabemos si se habrá producido en alguna otra plaza de España”.

       En estas fechas que han de cumplirse sesenta años del suceso mencionado, sirvan las líneas transcritas como ofenda para rendir homenaje a la memoria de quien pudo ser un buen torero y hubo de conformarse con ser un hombre de bien, una persona admirable (que tampoco está mal) merecedora del más cariñoso de mis recuerdos.