Los tres pilares sobre los que descansa la valía de un toro de lidia son la bravura, la nobleza y la raza, y los tres además de otros muchos matices tuvo Aturdido, del hierro de Cayetano Muñoz, lidiado en cuarto lugar en la plaza de Fuengirola. Le tocó en suerte a Finito de Córdoba que disfrutó con sus embestidas de seda hasta el punto de formar un alboroto de tal calibre que provocó que desde el palco asomase el pañuelo naranja que permitió a Aturdido volver con vida a Doña Elvira. En donde legará sus genes a futuras generaciones del harén de madres que le otorgue la familia Muñoz. Felicidades, ganaderos. Enhorabuena, Aturdido.
Indulto en Fuengirola