AL QUITE - Antonio Girol

Descansa en paz, Decano

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Fernado Masedo Torres, el decano de los periodistas taurinos. (FOTO: Gallardo)
Fernado Masedo Torres, el decano de los periodistas taurinos. (FOTO: Gallardo)

«…Joselito y Belmonte, Manolete y Pepín, Pepe Luis y su hermano Manolo, entre otros muchos de esos toreros que jalonan con su brillo las estrellas han cruzado el albero celeste imperio para esparcir su arte por el firmamento y así recibir en lo más alto al decano de los periodistas taurinos extremeños. Descansa en paz, Decano. Siempre te recordaremos»

Antonio Girol.-

     Se ha ido Fernando Masedo Torres al cielo de los toreros. Se ha marchado con su sempiterna carpeta de anillas en la que con letra picuda garabateará a partir de ahora las faenas de todos esos diestros que colman el escalafón del firmamento.

     Seguro que a estas horas anda de nube en nube como lo hacía aquí de ruedo en ruedo con su cámara colgada del cuello. Con su libreta y su bolígrafo tomando nota de todo lo que ve por aquellos derroteros.

     Con su mirada de ojos rasgados y la sonrisa prendida de la comisura de sus labios ha saludado a su tío Bernardo Torres, que como en aquella tarde de julio de 1944 ha sido su particular cicerone y en lugar de al Cerro de San Albín a la Gloria de Dios le ha acompañado de la mano en vez de por la calle Oviedo por la del Firmamento.

     El primer oficio que han hecho seguro que ha sido ir a visitar a la señá Gabina que a esas horas estaba batiendo un huevo para dárselo a Manolete antes de que toree con Pepín y Paquito Muñoz astados de Escudero Calvo, aquel cartel que en su Mérida natal nunca llegó a verlo porque Islero puso coto a la ilusión de quienes esperaban ansiosos la venida de tan monstruoso torero.

     Pero antes de los toros se han pasado por casa Vita para tomarse unos morros. Aquellos que tanto le gustaban y que ahora ha vuelto a probarlos para evocar su recuerdo de aquel joven aprendiz de artes gráficas en la Empresa Anunciadora SER, en donde no solo aprendió el arte del dibujo si no que se aficionó a la lectura y la escritura hasta el punto de hacer de ellos su vida y legado eterno.

    Y ha vuelto a encontrarse con Carmen, el amor de su vida en la tierra y también ahora en el cielo. Y juntos, del brazo, han marchado a la plaza de la Virgen de los Toreros para disfrutar de una tarde inmortal en la que Joselito y Belmonte, Manolete y Pepín, Pepe Luis y su hermano Manolo, entre otros muchos de esos toreros que jalonan con su brillo las estrellas han cruzado el albero celeste imperio para esparcir su arte por el firmamento y así recibir en lo más alto al decano de los periodistas taurinos extremeños. Descansa en paz, Decano. Siempre te recordaremos.