» La diferencia de llamarse Ferrera es que a otros le conceden orejas con peticiones débiles y en cambio a él la presidenta le ningunee la segunda en la gran tarde de los toros de Victorino. La diferencia de llamarse Ferrera es que hoy el presidente facilón de tantas tardes con las figuras le dé por ponerse duro con los toreros machos y te ningunee otra oreja; y van…»
Francisco Mateos.-
La diferencia de llamarse Ferrera es que el público ocasional, el gran público, el que de aquí para allá, de caseta en caseta, y asiste a una corrida -o dos- de rebote y seducido más por el nombre del torero que por el propio torero, es que no tiene la fuerza para llenar plazas; ellos se lo pierden, pero no llena.
La diferencia de llamarse Ferrera es que te paseas por la Puerta del Sol de Madrid o La Concha de San Sebastián tan tranquilamente sin que nadie te pare para hacerse un selfie contigo. La diferencia de llamarse Ferrera es que no te ponen con ganaderías del medio-toro, sino con ganaderías en las que sale el toro-toro (o que sale con más probabilidad), con más trapío, con más cuajo, con la edad cumplida, y no es el novillote que va y viene; él se lo gana, porque todo lo que le haga a un toro de verdad tiene importancia.
La diferencia de llamarse Ferrera -o Ureña- es que tienes la total seguridad que te lo vas a tener que currar muy mucho para que la Banda suene -mínimo- mediada la faena, o que no te suene en toda la faena, como le ha pasado hoy en el cuarto, o la oreja que cortó Ureña sin música a un ‘victorino’; a otros le suenan nada más acompañe el viaje en tres muletazos hilvanados.
La diferencia de llamarse Ferrera es que a otros le conceden orejas con peticiones débiles y en cambio a él la presidenta le ningunee la segunda en la gran tarde de los toros de Victorino. La diferencia de llamarse Ferrera es que hoy el presidente facilón de tantas tardes con las figuras le dé por ponerse duro con los toreros machos y te ningunee otra oreja; y van…
La diferencia de llamarse Ferrera es que sea capaz de cuajar de capote a sus toros en sus dos corridas de forma tan extraordinaria y tan diferentes, y que haya jurados que aún vayan a dudar si concederle o no los premios de ‘Mejor toreo de capote’ o ‘Mejor quite’, entre otros varios premios que debería recibir.
La diferencia de llamarse Ferrera es que si algunos toreros consentidos que yo me sé hubieran hecho lo que le ha hecho a su primero hoy, allá en la zona de chiqueros, aún estarían corriendo a estas horas ríos de tintas.
Es la diferencia de llamarse Ferrera, en vez de Morante, Rivera, Manzanares o Cayetano…
* Artículo publicado en Sevilla Taurina el sábado, 6 de mayo de 2017