Éxito pleno en el festival a beneficio de la Unión de Toreros y Cáritas Almendralejo. A excepción de Alejandro Talavante que solo pudo pasear un trofeo, el resto de actuantes cortaron dos orejas y en el caso de Miguel Ángel Perera y el novillero Ginés Marín, además sendos rabos.
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Ramiro Moreno.-
Si buscamos en el diccionario el significado de la palabra festival, la acepción más común es el término fiesta. Eso, precisamente, es lo que se ha vivido hoy en la plaza de toros de Almendralejo, la cual ha contagiado a los tendidos y al palco presidencial.
El primer ‘invitado’ a esta fiesta ha sido el maestro Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, que tras un buen recibo capotero y tras cumplimentarse los dos primeros tercios brindó a sus compañeros de cartel una faena basada en la técnica y en los conocimientos que atesora. Faena que comenzó por bajo y con mimo, pues el novillo de Garcigrande tenía mucha clase pero adolecía de falta de fuerza. Calentó a los tendidos con sus clásicos martinetes y obtuvo las dos primeras orejas de la tarde.
Julián López ‘El Juli’ lidió un ejemplar de Zalduendo al que recibió por verónicas rematadas con una media de manos bajas, muy personales. Tras un breve encuentro del novillo con el caballo de picar le realizó un ceñido quite por chicuelinas. Brindó al matador salmantino Juan Diego (en la actualidad presidente de la Unión de Toreros, entidad beneficiaria del festival de esta tarde) Con la muleta lo intentó por ambos pitones pero el de Zalduendo pronto se rajó desluciendo la faena. Por lo cual el madrileño optó por poner él la raza que le faltaba a su oponente y tras una estocada un poco caída también paseó el doble trofeo.
José María Manzanares no pudo lucirse con el capote ante el novillo de El Pilar. Con la muleta realizó un trasteo muy clásico, con mucho gusto en muletazos despaciosos entre los que destacaron los pases de pecho. La faena fue de más a menos, a pesar de ello y de que pinchó en una ocasión antes de obtener la estocada, consiguió también dos apéndices.
Si hubo alguien que no se tomó la tarde como un festival ese fue Miguel Angel Perera. El de Puebla del Prior recibió de rodillas a su antagonista, del hierro de Fuente Ymbro, instrumentándole de esta guisa una serie verónica para posteriormente ligar con un variadísimo recibo capotero que puso la plaza boca abajo. Realizó un quite por chicuelinas muy ajustadas, jaleadas con fuerza. Si lo acontecido hasta entonces había calado en los tendidos lo que ocurrió a continuación no iba a ser menos. Se venía de lejos el utrero de Ricardo Gallardo y Perera lo aprovechó para enjaretarle tres pases cambiados por la espalda. Toreo largo, de mando, y mano baja que hizo pupa en el novillo hasta el punto de venirse abajo al sentirse dominado. En ese momento Perera tiró de fondo de armario y se inventó otra faena. Quietud, temple, pases inverosímiles que hicieron que el público saltara literalmente de sus asientos. Después de un pinchazo arriba dejó una entera y fue premiado con los máximos trofeos. El astado también tuvo el premio póstumo de la vuelta al ruedo en el arrastre.
Alejandro Talavante había reseñado un novillo de Núñez del Cuvillo. Lo recibió de capote destacando algunas verónicas sueltas. El último tercio lo inició con ayudados por alto sacando al astado a los medios. El de Cuvillo tenía una embestida molesta ya que en la mitad del muletazo pegaba un cabezazo que deslucida la labor del diestro de Badajoz. Aún así consiguió muletazos con gusto. Tras pinchar dos veces le fue concedida una oreja.
En último lugar salió un novillo de Garcigrande con mucha clase y transmisión. Al cual Ginés Marín le recibió con un buen ramillete de verónicas. Tras el puyazo de rigor realizó un precioso quite por chicuelinas. En las que echaba el capote a la cara del animal y giraba un poco antes de enroscarse al astado. Brindó al público y pronto se pudo comprobar el sensacional momento por el que está atravesando el novillero oliventino. Comenzó la faena en los medios toreando en redondo de rodillas. Continuó Marín con muletazos encajados y con gusto, terminando las tandas con trincherazos y pases mirando al tendido. En el día de que alcanzaba la mayoría de edad legal curiosamente ha sido Ginés el que nos ha hecho un regalo a través de su privilegiada cabeza. La cual le llevó a contestar con una excepcional estocada a las voces que pedían el indulto del novillo, a todas luces desproporcionada. El novillo fue galardonado con vuelta al ruedo, y sus dos orejas y el rabo paseadas por Ginés Marín entre aclamaciones.
GALERÍA GRÁFICA (MANUEL GODOY) |
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OTRAS IMÁGENES (MANUEL GODOY) |
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