Salieron dos cuando pudieron ser tres

Ginés Marín y Fernando Flores salen a hombros de la plaza de toros de Barcarrota tras cortar  dos orejas respectivamente. Bien podría haberles acompañado Luis Manuel Terrón pero la espada le cerró la puerta grande.

Ramiro Moreno.-

Es Barcarrota una población con gran tradición taurina. Es por eso que para este año apostasen por una novillada ilusionante. Y que mayor ilusión que la de los tres novilleros que han debutado este año con los del castoreño frente a la ganadería que la pasada feria dejó tan buen recuerdo. Sin duda, un cartel atractivo y apetecible para todos los aficionados extremeños.

Amenazaba tormenta, pero ni los nublados fueron capaces de hacer sombra en las ganas de Luis Manuel Terrón que salió a por todas. Se le vio la actitud desde el comienzo de su faena con un buen recibo capotero rematado con una chicuelina y una media con gusto. Llevó  al caballo su primer novillo que tomó un buen puyazo. Pero  ahí vendría un contratiempo para Luis Manuel, ya que el equino fue derribado y tardó una eternidad en levantarse. Eso provocó que se le administrasen más capotazos de los deseados. Continuó la lidia y en banderillas destacó Ismael Jiménez.

Brindó al público para posteriormente comenzar la faena con un pase cambiado. Le siguieron varias tandas de derechazos de trazo largo, enganchándolos adelante y rematándolos atrás. Aunque el novillo intentaba escapar al final de los pases de pecho y esto deslucía las tandas. Por el izquierdo también lo intentó Terrón, pero por ahí el utrero se desentendía de la tela. Terminó con circulares y en terrenos de cercanías. Al cambiar los aceros intentó darle una serie de manoletinas resultando volteado de manera aparatosa. Afortunadamente sin consecuencias. Mató al segundo intento y luego se atascó con el descabello, con lo que perdió toda opción de cortar algún trofeo. Aun así, el público le obligo a salir a saludar una ovación.

En segundo lugar actuó Ginés Marín. Intentó el lucimiento en el recibo con el capote, pero el novillo se frenaba y solo permitió que pudiésemos ver algunas verónicas sueltas del novillero de Villanueva del Fresno. Comenzó la faena con doblones. Intento llevar al animal en línea recta para ayudarle a embestir pero no obtuvo resultado, ya que el novillo se “dormía” y se quedaba debajo de cada muletazo. Viendo las condiciones del astado solo podía hacer lo que hizo: apretar él en las tandas, estar firme y pegarse un arrimón para calentar los tendidos. Pinchó, para luego tirar al de Torregrande sin puntilla. El público demandó la oreja que le correspondía pero no le fue concedida. Y el novillero tuvo que conformarse con saludar una ovación.

Pero sería en la segunda parte del festejo cuando puntuaron los tres novilleros. Así, Luis Manuel Terrón no quiso dejarse ganar la batalla por nadie y recibió a su segundo con un farol de rodillas. En el tercio de varas destacó Antonio Palomo, que fue ovacionado. Este novillo lo brindó Luis Manuel a su primo. Comenzó la faena por abajo y basó su labor en la mano derecha, por ser el mejor pitón del novillo. Además de porque se levantó una racha de aire que deslucía los muletazos al natural. Toreó despacio y  tranquilo a su segundo oponente y consiguió tandas que pronto llegaron a los tendidos. Volvió a terminar con circulares y en cercanías. Estocada y descabello que le proporcionaron un apéndice.

En quinto lugar salió el novillo con mejor condición del festejo, aunque siempre le faltó ese puntito para que aquello pasara de una gran faena (como lo fue) a faenón. A este utrero lo banderilleó Manuel Larios, que saludó montera en mano. Lo mejor vendría de la mano de Marín.  Templado y  muy torero. Algunos muletazos parecían a cámara lenta. Le administró Ginés la medicina que pedía el novillo, ya que le dio tiempo para intentar que durase más la faena y no apretarle. Por el pitón izquierdo  embestía con menos clase. Tanto exprimió al animal que  al final ya se quedaba debajo por la falta de fuerza. Estocada contraria pero efectiva. Esta vez sí hubo premio y por partida doble.

Para cerrar festejo salió por la puerta de toriles un novillo con todas las condiciones para no embestir. Grande, pero desproporcionado, desclasado. Firme lo recibió Flores con el capote. En banderillas probaba y arrollaba, pero Flores cogió la muleta y le hizo una faena de mucho mérito y con mucha firmeza. En definitiva, toreando. Tandas de mano baja y toreo largo. Bastante por encima de su oponente. Terminó con una ‘luquesinas’.  Tras una estocada baja volvió a entrar a matar ejecutando mejor la suerte. Al caer el novillo escuchó un aviso. Le fue concedida la oreja que le permitía acompañar a Marín por la puerta grande. Y de esa guisa se fueron los dos novilleros, aunque pudieron salir los tres a hombros.

GALERÍA GRÁFICA (JOSÉ CAMPOS)