Con la rotundidad de una faena bien estructurada y preñada de emoción. Con ese mismo pellizco que aprieta los corazones cuando los toreros hacen crujir el alma con su arte. Así ha declamado su pregón taurino Luis Carlos Franco García desde las tablas del teatro López de Ayala. Emotivo y sincero. Generoso como no puede ser menos en quien con sus manos salva vidas, el doctor Franco García ha impatido una tesis doctoral en tauromaquia de sentimientos, y se ha visto obligado a desmonterarse (nunca mejor dicho) tras dejar en lo más alto a su profesión y a su afición más querida: los toros. ¡Enhorabuena!