De una corrida concurso exigente como la de Zaragoza se extraen muchas lecturas de sus variados matices. Se mide al toro pero también al torero. Por eso se premia tanto a la bravura como al lidiador. Y en esas lides, Antonio Ferrera es un consumado maestro por eso puso en práctica sus doctas virtudes ante los toros de Zalduendo y Adolfo Martín que le correspondieron. Demostrando que un gran lidiador es aquel que sabe qué lidia requiere cada res dependiendo de su encaste.
Antonio Ferrera premiado en Zaragoza