Antonio Ferrera y Julián López ‘El Juli’ triunfan en una tarde en que la épica se hace presente en la lidia del quinto y tiene continuación en el sexto. Perera y Manzanares no pudieron redondear sus faenas.
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Antonio Girol.-
Mientras esta tarde veía la corrida me acordaba en sus primeros compases de aquella película titulada ‘Atrapado en el tiempo’, en la que Bill Murray revive el mismo día una y otra vez. Era como si estuviese volviendo a vivir la última corrida que presencié en directo la pasada temporada. Celebrada en Zafra curiosamente con Ferrera y ‘El Juli’ también en el cartel.
He tenido esa sensación hasta el quinto toro, cuando de repente me he despertado de esa ensoñación y me he dado cuenta de que por más que se repitan los nombres o por más que a veces caigamos en la tentación de hacer de menos a una ganadería, es ésta una fiesta que encierra una verdad insoslayable: en ella se juegan la vida un hombre y una bestia. Y a veces necesitamos una sacudida brusca para darnos cuenta.
Esa sacudida, en esta ocasión, en mi caso ha venido por partida doble. La primera por la épica de Antonio Ferrera que, herido, no quería abandonar el ruedo sin acabar con el toro que le había partido el muslo. Su expresión de dolor, sus lágrimas contenidas por la emoción de ver a toda la plaza tributándole una ovación, me han zarandeado de la manera que necesitaba para afrontar esta temporada con un ánimo que había ido perdiendo durante todo el invierno. Pero la convulsión definitiva sin duda ha sido ver a Julián López y el resto de compañeros abandonando la plaza por la puerta de enfermería para interesarse por el estado del caído. |
«La épica de Antonio Ferrera que, herido, no quería abandonar el ruedo sin acabar con el toro que le había partido el muslo» |
Producto de esos tópicos tan habituales en esta fiesta, cuando uno ve anunciada una corrida de Garcigrande suele dar rienda suelta a la imaginación. Lo primero que piensas es en el chiste fácil: “¿Garcigrande en Olivenza? Más bien serán Garcichicos” Mira por donde, hoy, no ha sido así. Además de que ha habido dos toros bastante ofensivos, que curiosamente le han tocado en suerte a Ferrera. También se suele pensar que van a ser animales facilones. Ya se sabe la de prejuicios que a veces tenemos los aficionados. En cambio, en esta ocasión de fáciles no han tenido nada. Lo que pasa es que enfrente han tenido a toreros con tanto oficio que han tapado esas dificultades haciendo que la gente no se percatase de ellos hasta el momento inevitable.
Así ha ocurrido en el quinto. Un astado reservón que se fue al caballo que guardaba puerta y allí le picaron y al que Antonio Ferrera le recetó cuatro pares de banderillas, en los que destacaron tercero y cuarto por la dificultad y la exposición en el embroque. En el último además se rozó la tragedia al tomar el diestro ‘el olivo’ tras cuartear por los adentros.
No se anduvo Ferrera con contemplaciones y ya de inicio le sometió por doblones para intentar encauzar la brusquedad de ‘Ronquillo’, que así se llamaba. Molesto hasta la extenuación no consiguió doblegar el ánimo de su lidiador que le tragó una barbaridad en cada muletazo hasta terminar ganándole la partida en un arrimón de verdad. De los que te reconcilian con ese tipo de tauromaquia que a veces tiene más de gesto a la galería que de autenticidad. Faena de importancia. De torero honrado. |
Por esa honradez esta a estas horas en la cama de un hospital. Porque al enterrar el estoque se percató que la colocación había sido defectuosa y al intentar sacar la espada cayó en la cara del burel que le empitonó. Toda la plaza fue consciente de que el torero estaba herido. La forma en que fue lanceado en el aire no ofrecía género a la duda. Dolorido no permitió que se lo llevasen e incluso estuvo a punto de volver a entrar a matar. Afortunadamente el animal se echó y nos ahorramos, conociendo la raza de Ferrera, el mal rato que estoy seguro hubiésemos tenido que pasar. Con las dos orejas ganadas a cambio de su sangre se fue cojeando visiblemente hasta la enfermería donde acto seguido sería operado por el equipo médico de la plaza.
Ya en su primero había recibido un fuerte tantarantán. Afortunadamente sin consecuencias. En esta ocasión había enjaretado una faena siempre a favor de la res, sin molestarla. Con mucha suavidad y temple tanto en los lances de capa como en los posteriores muletazos. Destacaron los naturales dados con la diestra, antesala de la voltereta narrada. Mató de estocada caída y fue ovacionado por el público.
El otro triunfador del festejo ha sido Julián López ‘El Juli’ Con cuatro orejas y un rabo ha declinado la gloria de salir por la puerta grande a cambio de la fraternidad de hacerlo por la enfermería, para ir a interesarse por el estado de su compañero.
La punzada electrizante que para los aficionados supuso la cogida del torero de Villafranco le vino bien a ‘El Juli’, porque hizo que la gente se percatase del peligro solapado que estaba teniendo el encierro de Garcigrande. Y a la vez prestasen aún más atención a la lección de tauromaquia que el de Velilla afincado en El Freixo ha dado en el sexto. Faena limpia. Sin enganchones. Encelando la embestida del burel con la voz y llevándole cosido en la bamba de la muleta al ritmo que marcaba su portentosa muñeca hasta conseguir poner literalmente en pie a la concurrencia. |
A su actuación solo le puedo poner un pero.Me dio la sensación de que quiso buscar el indulto facilón al seguir toreando cuando había cambiado de estoque. Afortunadamente montó la espada y así apagó los primeros conatos de petición. Mató de estocada efectiva y fue premiado justamente con el rabo. Como justa fue la vuelta al ruedo a ‘Descorchador’
Justifico los premios si tomamos como referente las ovaciones al arrastre del primero y segundo y las dos orejas cortadas en su anterior antagonista. Al que había quitado con chicuelinas con el compás abierto y brindado a su fiel Armando. Edificó su obra a partir del pase cambiado por la espalda con el que inició la faena de muleta. Y la rubricó con unos invertidos sin mover un ápice las zapatillas que provocaron el delirio en los tendidos. En medio otra clase magistral de temple y ritmo por uno y otro pitón.
Incluso José María Manzanares me ha parecido esta tarde más comprometido que en ocasiones anteriores. Es ese un pecado que observo habitualmente con el diestro alicantino cuando visita nuestras plazas y sin embargo en el séptimo ha sacado la raza que atesora al ver que el esfuerzo que estaba llevando a cabo era en vano, dada la nula conexión que existía con los tendidos durante la lidia. Principalmente porque su antagonista adolecía de la misma falta de entrega que el resto de sus hermanos.
Su primero fue un toro que hizo una buena pelea en varas. Consiguiendo que fuese aplaudido Chocolate. No hubo sin embargo ovaciones para el nuevo Dream Team, en esta ocasión más Team que Dream. A diferencia de con el anterior, esta vez no se apretó con su toro y ni siquiera adornó su actuación con esos chispazos de plasticidad con los que en otras ocasiones tapa su falta de esfuerzo. Incluso pinchó en el primer intento. Lógico que solo recibiese una cariñosa ovación como premio.
Miguel Ángel Perera cerraba el cuarteto de actuantes. Sin fortuna en el sorteo, ya de salida tuvo que parar dos toros porque su primero fue devuelto a los corrales. Un manso de libro que daba la impresión de estar reparado de la vista. Hizo ademán el presidente de que antes de emitir su juicio se le probase primero en el caballo de picar, pero en vistas de las protestas de los tendidos y para evitar el altercado acabó claudicando sin conseguir que el animal recibiese un puyazo que demostrase si era burriciego o simplemente manso. |
El sobrero, de nombre Rítmico, solo tuvo de armonioso el nombre. Casi sin picar fue quitado por tafalleras que hilaban en gaoneras. Mansito, en cuanto tenía oportunidad se intentaba rajar yéndose a tablas. Y solo la técnica de Perera, que le llevaba siempre muy tapado, logró que poco a poco acabase corrigiendo esa tendencia escapatoria. Tanto quiso exprimir al toro que terminó pasándose de faena y le costó un mundo lograr que igualase. Cuando lo hizo le agarró una estocada trasera que precisó de golpe de cruceta. Saludó una ovación desde el tercio.
Con el último tampoco pudo lucirse. Brusco, ya de inicio demostró que en lugar de embestir, buscaba el choque. Intentó Perera lucirlo con el pase cambiado por la espalda. Sin embargo al verse exigido terminó por aburrirse y desentenderse de la lidia. Haciendo que el empeño de Perera no encontrase calado alguno en los tendidos. Mató de entera trasera tras media inicial. Escuchó palmas por su labor.
PARTE MÉDICO DE ANTONIO FERRERA:
Herida inciso contusa en la cara posterior del muslo izquierdo producida por asta de toro. Bajo anestesia local más sedación se procede a exploración. Herida de 12-14 centímetros que diseca plano subcutáneo e interesa a fascia y musculatura en la cara posterior del muslo. Se procede a limpieza exaustiva y se suturan bordes y facsia. Sutura de subcutáneos y colocación de drenaje. Cierre de herida con puntos. Se instaura tratamiento y se deriva a un centro clínico pacense. Firmado por el doctor Morales Jurado».
PATIO DE ARRASTRE |
Sixto Naranjo/Director ‘El Albero’ – COPE
Ferrera, la torería de un gladiador
Era su día, el esperado. La recompensa a tanto atragantón de corridas duras y desagradecidas. En Olivenza, junto a tres de las actuales figuras. Antonio Ferrera sabía que tenía que arrimarse como un león y así lo demostró este sábado.
Consciente de que a toreros como él no le perdonarían un paso atrás, él dio uno al frente. Dijo el ‘aquí estoy yo’ de los toreros machos, de los que no se arrugan ni les pesa la responsabilidad.
Se la jugó en sus dos toros. En banderillas arriesgó como siempre y en sus dos faenas de muleta, cuando sus toros se lo permitieron, él toreó. Y cuando los toros dijeron que nones, que no embestían más, el que embistió fue Ferrera.
Dos volteretas. La primera de aviso, la segunda calando en su muslo izquierdo. No importó. Agua en el cogote y de nuevo al frente de batalla. Ferrera demostró la torería del gladiador.
Las dos orejas paseadas camino de la enfermería, roto por el dolor, quedará en el imaginario de una feria que sigue creciendo.
Y queda todavía el domingo…
GALERÍA GRÁFICA (GALLARDO) |
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GALERÍA DE CUADRILLAS (GALLARDO) |
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OTRAS IMÁGENES (GALLARDO) |
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