Los sevillanos Salvador Cortés y Oliva Soto salen a hombros del coso de Fuentes de León. No pudo acompañarles el rejoneador Martín Burgos por su fallo con el acero. Buena corrida de ‘El Quintanar’
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José Luis Venegas Regajo.-
El singular coso de Fuentes de León marcaba el ritmo de antaño para fundir en un solo acto la solera del compás de los danzantes, que son el punto de característico de esta tarde, y la tradición ancestral de la lucha del hombre contra el animal, el festejo taurino que no falta por las tierras pacenses.
Esta tarde el hierro pacense de ‘El Quintanar’ presentó reses de las que se pudo haber sacado algo más en general, aunque la buena condición de la terna destacó por momentos. Así, el rejoneador Raúl Martín Burgos hizo una gran faena en el segundo de su lote levantando el ánimo del respetable en varias ocasiones en la colocación de banderillas cortas y quiebros bien medidos. El poco acierto al entrar a matar le privó del triunfo, que sí consiguió en su primero, que llevó bastante pegado a la grupa y sacó partido.
Mientras, Salvador Cortés destacó con buen trazo a la verónica en el primero de los toros de su lote, del que pudo haber conseguido más en la faena de no ser por el puyazo excesivo del varilarguero, silbado por los tendidos, cuando incluso el presidente había cambiado de tercio, si bien el diestro mairenero cuajó una gran faena, entre ello un circular eterno, y exprimió al máximo al astado para estoquearlo bien y tocar pelo. A su segundo, que embistió, pero le faltó fondo, lo llevó bien con ambas manos, sobre todo destacaron un par de naturales y tras dos descabellos le cortó una oreja.
Por su parte, el espada camero dejó lances a la verónica con mucho gusto, especialmente en el primero, con el que ligó más por la derecha, puesto que por la izquierda el animal se le volvía pronto. Le faltaron unos cuentos muletazos más, como también ocurrió en el último de la tarde, con el que encandiló al público, pero se echó en falta algo más de si. Y es que, precisamente en el toro que cerraba la tarde, Oliva Soto, quien brindó a uno de los banderilleros de su cuadrilla que momentos antes había sido revolcado por el animal con un buen susto, demostró su gran valor con pases muy largos y trincherillas muy aplaudidas. Remató con estocada entera y el público y el presidente concedieron las dos orejas, que de este modo le abrían la puerta grande del coso del municipio pacense.