Antonio Girol.-
Hay ceremonias de entrega de trofeos que tienen su propio sabor y sin lugar a dudas una de ellas es la del ‘Trofeo Abanico’. Ello es así desde el mismo momento en que las organizadoras reciben a los invitados a las puertas del salón donde se va a llevar a efecto el acto en cuestión. Ese gesto, tan simple pero a la vez tan íntimo y personal, denota una sensibilidad propia del género femenino que compone íntegramente el jurado, que luego, inexorablemente, se traduce en la gala que se lleva a cabo.
En esta edición el galardón había recaído en Antonio Ferrera. Y en boca de Paloma González de Valle, presidenta del jurado, tal distinción obedecía además de por su actuación ante los astados de Victorino Martín en la pasada feria de San Juan como reconocimiento a su trayectoria en los ruedos a lo largo de sus quince años de alternativa.
Había abierto la gala la periodista taurina Estefanía Zarallo que hizo un recordatorio de la tarde en cuestión con un puntual repaso a las seis faenas, además de versar la figura del premiado y la trayectoria del premio en cuestión.
Posteriormente, se dio lectura del acta por parte de la secretaria, y se procedió a hacer entrega del original trofeo al diestro de Villafranco del Guadiana que tomó la palabra para dar las gracias a la organización y a los presentes y tener un emocionado recuerdo hacia su madre, de quien dijo que además era su mejor amiga y su confidente más íntima. Añadiendo que 2012 había sido un año repleto de gestos pero el que más le había emocionado sin duda había sido ver a su progenitora en un tendido por primera vez desde que decidió emprender la profesión de torero.
Tras los parlamentos, galardonado, organizadoras e invitados compartieron un lunch donde, como no podía ser de otra manera, el tema estrella fue la tauromaquia de Antonio Ferrera.
