La ganadera María Briones demuestra una sensibilidad especial al invitar a torear en su casa al novillero Alejandro Fermín que el pasado mes de octubre sufría un percance mientras actuaba en Jerez de la Frontera.
Antonio Girol.-
La sensibilidad como su propio nombre indica tiene el don de lo femenino. De otro modo no se explica que María Briones, ganadera de Carriquiri, haya tenido la deferencia de ofrecer su casa y sus reses para que Alejandro Fermín se pruebe tras el percance sufrido en Jerez de la Frontera el pasado octubre. Lo dicho, pura elegancia de una mujer que dedica su vida al cuidado de los animales en su clínica veterinaria y cuya pasión más encendida es la crianza del toro, que sin los mimos de los ganaderos de bravo ya estaría engrosando las listas de especies en extinción.
Hasta ‘Vega de Hornillos’, la finca en la que nacen y se crían los núñez que hierra con el mítico nombre de Carriquiri, llegaron el joven novillero adscrito a la Escuela Taurina de Badajoz y su maestro Luis Reina, acompañados de los también alumnos María del Mar Santos y Ginés Marín, invitados igualmente al evento.
En los corrales de la coqueta plaza de tientas esperaban unos machos a los que había que probar su bravura. Y con los que Fermín volvería a sentir el torero en sus muñecas tras estos meses inactivos recuperándose del percance sufrido en su oreja. La cual aún lleva tapada con un apósito (como se puede observar en la fotografías adjuntas) tras la intervención quirúrgica a la que fue sometido.
Manuel Larios, aun con la remembranza de aquel tiempo en el que fue pupilo aventajado de la Escuela, les iba a auxiliar en labores de brega. Y primero Alejandro y luego María del Mar y Ginés, pusieron en práctica sus dotes bajo la atenta mirada de una mujer que, como todas las de su género, lleva la sensibilidad cosida en su ser hasta la máxima expresión, en este caso ganadera.
IMÁGENES DE LA REAPARICIÓN. FOTOS: GUILLERMO MARÍN. |
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Los otros actuantes. |
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