Así podríamos resumir el devenir de los alumnos de la Escuela Taurina de la Diputación de Badajoz. En esta ocasión el triunfo llegó de tierras francesas, de Fontvieille en las actuaciones de Ginés Marín y Fernando Flores.
Antonio Girol.-
Como César tras la batalla de Zela, Fernando Flores y Ginés Marín también pueden decir aquello de ‘Veni, vidi, vici’ (que traducido al castellano sería ‘Vine, vi y vencí’) que dijese el general y cónsul romano tras derrotar a Farnaces II en el 44 a.C.
En este caso la victoria no se produjo a los pies de la actual Turquía sino en Francia, en Fontvieille, en las milenarias arenas de Arles, y el hijo del rey Mitrídates resultó ser dos erales de sangre santacolomeña de Francois Andre, erigiéndose nuestros jóvenes espadas en vencedores del VIII Certamen Internacional de Becerradas como atestiguan las imágenes que siguen a estas letras.
Y es que la expresión de Cayo Julio César bien podría aplicarse a toda la Escuela Taurina de la Diputación de Badajoz que año tras año demuestra el nivel de excelencia de su alumnado gracias al esfuerzo denodado del Patronato de Tauromaquia y sus profesores, como queda reflejado en todos aquellos certámenes a los que concurre, y en los que generalmente se erige en triunfadora. Mismamente en unos días volverá a tener al alcance de las muñecas de José Manuel Garrido una nueva oportunidad da vencer en el Certamen de las Escuelas Andaluzas como ya ocurriese en las dos ediciones anteriores.
IMÁGENES DEL VIII CERTAMEN INTERNACIONAL DE BECERRADAS. FOTOS: G.M. |
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