El manejo del ganado bravo requiere de sapiencia y horas de dedicación. Hemos acompañado a los hombres de campo de la ganadería de Juan Manuel Criado en la labor de correr a sus toros para que podáis vivirlo intensamente a través de este reportaje.
Antonio Girol.-
Cuando Juan Manuel Criado adquirió en 1994 la mitad de la vacada de Luis Algarra Polera su idea era clara: buscaba un tipo de toro concreto, aquel que se criaba en ‘La Capitana’, en las estribaciones de la sierra norte sevillana, y que entroncado en juampedro era de su gusto para la lidia moderna.
Hasta los pagos de ‘Coto Mayor de Vera’, en las milenarias tierras de Mérida, se desplazaron las reses adquiridas a fin de seguir dando lustre a su encaste. Y es bien sabido que así ha sido gracias al manejo y selección que durante estos años ha perfeccionado un toro del gusto de las principales figuras y de las plazas de solera, con Madrid, Barcelona o Zaragoza a la cabeza, por ser éstas de las más visitadas por sus astados.
Para conseguir tal regularidad ha sido preciso seguir unos parámetros marcados concienzudamente por la familia Criado y que en los conocimientos veterinarios de Honorio Carceller; y el manejo del mayoral Rodrigo Cerquera y el resto de hombres de campo, ha dado un toro bajo de aguja, corto de patas y pezuña fina. Toro de fina y armónica lámina que no por ello le hace perder seriedad.
A esa idea debe sumarse la de la búsqueda de un concepto de bravura con la nobleza y la casta por bandera, unida a la movilidad como medida ideal para transmitir emociones al tendido y posibilitar el triunfo del torero. Y ello se consigue, amén de un selección concienzuda, con ejercicios físicos en el corredero, como el que les mostramos a continuación en este reportaje fotográfico de de nuestro compañero José María Ballester.
CORREDERO EN JUAN M. CRIADO (FOTOS: BALLESTER) |
||
OTRAS IMÁGENES. FOTOS: BALLESTER |
||