La adopción de la plaza de Mérida

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El proyecto ‘La Escuela adopta un monumento’, que se está desarrollando en Mérida sirve de base para sugerir al profesorado y alumnos integrados en el proyecto la posibilidad de patrocinar o adoptar la Plaza de Toros San Albín como bien patrimonial de doble contenido.

José Casillas Suárez.-

El proyecto de educación patrimonial, “La Escuela adopta un monumento” es una elogiable iniciativa del Ayuntamiento, el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida y el Centro de Profesores y Recursos de la Junta de Extremadura (CPR), mediante el cual alumnos de centros educativos de la ciudad emeritense – dirigidos por 135 docentes – eligen un monumento de la ciudad para tomarlo en adopción o padrinazgo con la finalidad de planificar su estudio y cuantas medidas de protección sean precisas.

En la ceremonia de adopción, Francisco Robustillo, concejal de Educación, manifestó que: “Mérida, como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, tiene que defender su patrimonio, puesto que es un excepcional recurso educativo.” “…el futuro de la ciudad está en su patrimonio y en su juventud, motivo por el cual hay que implicar a la población joven en su conocimiento…”. Por su parte, Miguel Alba, director del Consorcio, ha advertido, que: “…la idea de este proyecto no solo es la de cuidar el patrimonio histórico y velar por su conservación, sino por todos los elementos que conforman la ciudad, ya sea la Plaza de Toros o el Puente de Hierro.”

Sin propósito de plantear ningún tipo de connotación tauromáquica, quiero delimitar mi comentario sobre la Plaza de Toros del Cerro de San Albín como edificio singular de uso público. Clasificado dentro del grupo de arquitectura modernista contemporánea, resulta uno de los más emblemáticos en su estilo de cuantos ocupan el paisaje urbano de Mérida; Testigo callado de tantas y tantas vicisitudes -prósperas unas, adversas otras- que hubo de soportar a lo largo de casi un siglo de historia; El día 5 de julio de 2014 ha de celebrar su primer centenario.

Durante 1962/1963, el coso fue sometida a una reforma sobre la que, una vez más, hemos de manifestar el rechazo a la agresiva intervención a que fue sometida parte de la bella estructura interior causando la eliminación de la artística marquesina en hierro forjado de las andanadas que daban sensación de monumentalidad a la Plaza. Faltó en aquéllos momentos una entidad que saliera en defensa de conservar lo que se destruía de forma inmisericorde.

Recordemos también la importante aportación que la Plaza de Toros San Albín ha realizado al fondo arqueológico de la ciudad. En 1902, recién iniciados los trabajos para sacar de cimientos la edificación, cuando se removía la tierra se produce el hallazgo casual de una estatuaria magnífica: Chronos-Mithra, Mercurio, Venus, Isis, etc, además de una estimable cantidad de piezas y restos de gran interés que se unirían a las recuperadas en 1913, tras reanudarse las obras de construcción paralizadas desde 1904. Nuestro querido y siempre recordado don José Álvarez y Sáenz de Buruaga, se refiere a éstos hallazgos en un estupendo artículo que escribe para la Revista “Clarines de Feria” del año 1965, titulado: “EL TEMPLO ROMANO DE LA PLAZA DE TOROS”, cuyo último párrafo me permito transcribir:

¿Queda algo del templo todavía en el cerro de San Albín? ¿Sería conveniente hacer más excavaciones? Mélida buscó “con afán”, como él dice el templo. Se hicieron excavaciones y no fué hallado pero quizá no vendría mal insistir. ¡Quién sabe! En el invierno aquello no se usa y cabe hacer los trabajos tranquilamente. Algo darían aunque es muy difícil por la edificación. De salir ésta no creo que se planteara ningún problema en relación con la Plaza. Se podrían conservar los restos en subterráneos y nos encontraríamos con el coso más original de España: abajo las ruinas de un templo romano y arriba el ruedo con los toros y las corridas. Pero vuelvo a decir que no es fácil el descubrimiento. Téngase en cuenta que Mélida sacó la conclusión de estar destruído e incluso quemado, según lo que apareció, y también que la ermita de San Albín de donde le viene el nombre al cerro, se edificó posiblemente sobre las ruínas paganas, como era costumbre. Sin embargo le queda a uno la duda de si todavía…”

La Plaza de Toros de Mérida, creo que en algunos aspectos resulta hoy poco conocida, no tanto por su brillante trayectoria taurina de antaño; Se la ignora injustamente el importante bagaje que acumula de muy diversos hechos y acontecimientos, unos vinculados con la cultura arqueológica, otros, aquellos lamentables que le deparó vivir la reciente historia contemporánea, y no faltan las ocasiones que se presta como cobijo a humildes familias que, por causas de calamidades climáticas o de otra naturaleza, pierden su modesto hogar.

Sirvan estas referencias como sucintos argumentos para sugerir al profesorado y alumnos integrados en el proyecto mencionado que consideren, si a bien lo tienen, la posibilidad de patrocinar o adoptar la Plaza de Toros San Albín como bien patrimonial de doble contenido, material e inmaterial, ambos merecedores de ser conocidos, respetados, cuidados y mantenidos por toda la ciudadanía, pero de manera muy especial por las nuevas generaciones que hoy se forman en escuelas e institutos de la ciudad.


* José Casillas Suárez es ProfesorTécnico FP, jubilado.