El berrendo que ilustra estas letras bien podría ser alguno de aquellos que su tío Curro estoquease en compañía de Joselito o Belmonte, y que el prisma de las revistas de la época nos lo devuelve en sepia. Las banderillas de antes de la Guerra…de Cuba, amenazan con golpear la seda rosa de la chaquetilla al paso del toro que busca lo único que permanece inalterable al tiempo: los vuelos de la muleta al natural, que de forma intemporal perviven en la muñeca relajada por la que transita como si estuviésemos en 1913 y en Higuera se hubiese detenido el tiempo, y en lugar de Santiago estuviésemos viendo a cualquiera de aquellos hermanos Posada Carnerero que legaron a la fiesta un apellido imperecedero.