La lírica arrebatada de Fernando Naranjo Durán declama la actuación de Rafael Cerro en Madrid. El joven novillero, ex alumno de la Escuela Taurina de Badajoz inspiró al poeta de El Repilao que le brindó estos versos…
Fernando Naranjo Durán.-
Su virgen guadalupana
lo tiene que remediar,
y este manito pensar…
Su rosa de mejorana
no perfuma, ¿por temprana?
Dejad que la dore el tiempo,
y florezca sin tormento
su ilusión de ser torero.
Ser un Silveti ranchero
y rolar a cuatro vientos!
Este serio segoviano
alto como un pino verde
tras de la espada se pierde
como agua en cauce romano,
venerada por cristianos
en su Castilla más vieja..
Donde al toro se corteja
con toda la fe de Cristo
aplaudir no me resisto
de este Barrio ni una queja.
Sujetando a rompe-puertas
su capote de alhelí
arracimó garlochí
dejando las claves puestas
para inmediatas respuestas
a lo que gusten mandar!
Parar Templar y soñar
eternidad en el tiempo,
sereno temperamento
para mejor gobernar…
Genuflexo y firme encierra,
y en su franela se aloja,
pétalos de flores rojas
cual, una tarde en mi sierra
la sensación se conserva
a veces le puede al hierro
Hoy puntualísimo encierro,
ese sucio jabonero
con aires de añejo utrero
hizo soñar a este Cerro.
Cómo escribir el bostezo
de aquel Madrid tan sombrío
obviando su poderío
sin analizar su esfuerzo
Huérfano de todo atrezzo
va zurciendo lazo a lazo
templados, y firmes trazos
ese concepto esencial
en su hacer fundamental,
la hondura en sus muletazos…