La magia se apoderó de un tentadero que pasará a la historia de los que lo vivimos como algo fuera de lo común, tanto por la bravura de las reses como por el toreo de cante grande de los toreros, motivo por el que hay que traerlo a este lugar para que ustedes lo paladeen…
Antonio Girol.-
‘Doña Elvira’ recibe a quien la visita con una pincelada de albero y grana sobre un lienzo verde de olivos. El carril de acceso a la plaza de tientas y el cortijo es un adelanto de lo que vas a encontrar: todo orden, buen gusto y hospitalidad.
En los corrales esperan un toro y seis eralas, enlotadas de dos en dos según el padre. Al igual que esperan una docena de chavales venidos incluso de Camas, se ha corrido la voz de que el ganadero es indulgente con ellos y apostados sueñan con dar unos cuantos naturales…
La familia Muñoz asiste al completo a la prueba de bravura. Incluidas las jóvenes ganaderas Belén y Alba que, aunque no tentarán reses de su hierro, acuden como en ellas es costumbre para seguir empapándose de todo lo que su abuelo, su padre y su tío Carlos rezumen de sabiduría campera.
Antonio Muñoz y Antonio Ferrera, que no hace tantos años compartiesen cartel por muchas plazas extremeñas, serán los encargados de llevar a cabo la faena de campo. A caballo montará Dionisio Grilo, y junto a los ganaderos toma asiento, invitado ex profeso para la ocasión, Antonio Carnerero, toda una institución del campo bravo extremeño, una enciclopedia humana sobre la sangre de los Guateles. Hasta este punto el relato que les narro sería el de un tentadero más…Pero lo que se vivió en ‘Doña Elvira’ rompe el canon de la normalidad convirtiéndose en algo fuera de lo común, en algo extraordinario. Porque así lo fue la embestida de las seis vacas, a cual mejor. Todas igual de bravas pero con matices propios de cada padre. Las dos primeras de los Guateles, nobles y con un tranco superior. |
Las del toro ‘Chalupo’ de Arribas con galope en la embestida hasta el final de la lidia. Y las de sangre Salvador Domecq, de una durabilidad digna de elogio, vendiendo las embestidas con la exigencia propia del toro bravo.
Enfrente tuvieron a dos jabatos, a dos toreros que en todo momento disfrutaron toreando y tentando y que encontraron el material necesario para que aflorase en la plaza esa magia contenida que es el toreo. Que se desbordó a borbotones en un quejido constante de cante grande. Rotos los toreros, el público asistente acabó también rompiéndose con ellos en una simbiosis que resultó tan electrizante como mágica.
Cuando Ferrera hubo puesto punto y final con el último muletazo las estrellas hacía ya rato que también habían querido sumarse a las fiesta, y unas a otras se hacían guiños en el cielo; mientras en la alfombra de flores que discurre hasta el cortijo, nos frotábamos los ojos como queriendo cerciorarnos de que lo vivido no había sido un sueño.
Les decía que las palabras son incapaces de poner acento a lo ocurrido, de ahí que no haya mejor narrador que mi compañero Gallardo con sus imágenes…
NO FUE UN SUEÑO. FOTOS: Gallardo. |
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…Y DE PROPINA UN TORO. FOTOS: Gallardo. |
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Las futuras madres dejaron patente su calidad, la cual pudimos comprobar en el toro que tentó Ferrera como colofón a una tarde que dejó una cosa clara: La primavera ganadera está retoñeciendo de nuevo en Cayetano Muñoz, gracias al esfuerzo de una familia volcada en el toro. | ||