DON BENITO - Corrida de toros inaugural

¡Una de rabo de toro!… ¡Y otra de orejas!

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1992
Los tres espadas a hombros abandonando la plaza. (FOTO: Gallardo)
Los tres espadas a hombros abandonando la plaza. (FOTO: Gallardo)

La afición presente en la inauguración de la plaza de Don Benito premia a Ponce, El Juli y Perera con trofeos suficientes para que abandonen la plaza en hombros, a pesar del poco juego del ganado. Destacó el segundo que fue indultado.

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado toros de Jandilla y uno, el 3º de Vegahermosa. Bastos, desclasados, con poca cara y faltos de fuerza en lineas generales, salvo el segundo de nombre Ferretero, nº 42 que se le perdonó la vida.

ESPADAS: – Enrique Ponce (catafalco y oro), oreja y oreja.

El Juli (verde manzana y oro) dos orejas y rabo simbólicos del indultado, y una oreja.

Miguel Á. Perera (verde hoja y oro) oreja y oreja

INCIDENCIAS: Primera corrida celebrada en la nueva plaza de Don Benito. Cartel de no hay billetes. El primer toro que se ha lidiado llevaba por nombre Topiniero, herrado con el nº 81 de Jandilla.

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Antonio Girol.-

Cuando esta tarde contemplaba a Manuel Lucia en el palco abdicar de su idea inicial de no conceder el indulto del segundo Jandilla, no podía más que asaltarme a la cabeza el sonido metálico de las cornetas interpretando ‘Transitus dominus’, que a buen seguro habrá sonado en la jornada de hoy en más de una procesión de esa semana de pasión que ha roto a andar. Porque sin lugar a dudas a Don Benito le queda por delante un enrome ‘transitus’. Aquel que va de la plaza portátil a la de obra. O lo que es lo mismo, de pasar de la rechifla festiva a la seriedad. Estoy seguro que lo logrará, pero en ese transitar mucho tendrán que ayudar los buenos aficionados dombenitenses aportando criterio y sensatez.

Arrancaba el festejo envuelto en el celofán de la celebración encubierta. Y digo encubierta porque a pesar de ser una inauguración, la proximidad de los comicios municipales y autonómicos impidieron que se cortase la cinta de rigor o se descorriese la cortinilla de turno que da paso al baldosín conmemorativo. En fin, esas cosas tan del gusto de políticos de uno y otro bando, que llegado a ese punto convergen en identidad. Así que hubo que conformarse con una sonora ovación a los tres espadas cuando aparecieron por el portón de cuadrilla a las seis en punto de la tarde.

Aspecto de la plaza colmada de público. (FOTO: Gallardo)

No se había roto el paseíllo cuando la Banda atacó el Himno de Extremadura, que a diferencia del español sí tiene letra, pero que a fin de cuentas viene a servir para lo mismo. O sea, que la gente se sabe aquello de ‘Nuestras voces se alzan, nuestros cielos se llenan de banderas verde blanca y negras…” Y poco más, el resto ya saben: tachachán tachachán. Sin embargo es de agradecer el detalle de interpretarlo dando seña de identidad al evento que se iba a celebrar.

Topinero, para la historia, buena y mala…

Sonaron clarines y timbales y por chiqueros apareció, con el 81 en el costillar, ‘Topinero’, del hierro de Jandilla y encintado de azul en el morrillo. Toro que pasará a la historia por ser el primero lidiado en el coso dombenitense, y ya está. Sí, porque no podrá pasar como toro bravo, o eso que ahora está tan de moda de llamarles encastado.

Ponce le recibió con un puñado de verónicas sin mucho ajuste, y tras el monopuyazo de rigor Antonio Tejero tuvo el honor de poner el primer par de banderillas en el flamante ruedo.  Hasta entonces el toro no había hecho nada de más mérito que ir de aquí para allá con cierto celo. Enrique, tras brindar a la concurrencia, se dobló por bajo con al animal para ir ganando terreno hasta dejarlo entre las dos rayas de picar. Le dio tiempo a que se repusiese y seguidamente le instrumento una tanda de derechazos a media altura, sin someter para nada a fin de que el animal no se desparramara por el albero.

Ponce iniciando la faena de muleta. (FOTO: Gallardo)

Y como ocurriese en Almendralejo el pasado sábado, los necesitados de música hicieron acto de presencia vociferando. Y justo cuando pensaba que iba a encontrarme con un maestro aficionado, ¡zas!, se acongojó el hombre y las fusas y corcheas se transmutaron en sonido. Una vez más la música venía a poner banda sonora a la nada.

Continuó Ponce toreando sin chispa alguna, ni transmisión. Siendo más jaleado el solo de  Nerva que los intentos por alegrar la embestida que Ponce buscaba en los molinetes de inicio de serie.

Enterró el estoque, caído, tras pinchazo inicial. Y como dijese el poeta cursi y relamido, una bandada de palomas blancas aleteo en los tendidos. Oreja al canasto. ¡La primera!

La estética de Ponce.-

El cuarto era alto y feo, y encima tenía la costumbre de mirar por encima de la esclavina del capote que le presentaba el valenciano. Le enjaretó unas cuantas verónicas de recibo, y del mismo palo lo quitó del caballo de picar.  Inició Enrique la faena de muleta con esa plasticidad que le caracteriza, doblándose con el toro. El cual, como todos sus hermanos, tuvo la costumbre de escarbar y no andaba muy sobrado de fuerzas con lo cual punteaba la tela al final de los muletazos a media altura con los que Ponce intentaba fraguar la faena.

Por el izquierdo dio la impresión de ir más largo y con más fijeza al correrle la mano. Ese atisbo de mejoría hizo que Enrique intentase alegrar la faena. Plegó la muleta en el famoso `cartucho del pescao’ y así citó para dar otra tanda por el pitón izquierdo, que resultó muy estética. El gas del animal se agotó rápido y tuvo que tirar de recursos para meter al cariñoso público en la faena. Empalmó dos series de ‘poncinas’ antes de cerrar al toro en tablas por medio de ayudados. Se fue tras la tizona y la enterró algo más allá del famoso rincón. Lo cual no fue impedimento para que una nueva oreja llegase a sus manos, y con ella los goznes de la Puerta Grande rechinasen…

La pillería de ‘El Juli’.-

Siempre he pensado que El Juli es el torero más listo del escalafón, no sólo me reafirmo sino que añado que encima es más espabilado que el hambre.

Imagino que a estas horas Borja Domecq continuará dándole las gracias por el favor que le ha hecho en esta corrida inaugural al indultarle al segundo de la tarde, de nombre Ferretero, marcado a fuego con el 42. Un toro que si bien empujó en el caballo también hay que decir que escarbó en muchos pasajes de la faena de muleta, y que al final acabó yéndose al tercio. Si  bien el animal fue noble, repetidor, celoso al embestir, se desplazó rebosándose en la muleta e hizo toda la pelea en el centro del ruedo, hasta ese momento final que cito más arriba.

Julián lo había recibido meciendo a la verónica con lentitud y comenzó la faena de muleta por alto, para aliviar en lo posible al toro de inicio. Vio Julián que tenía motor y le dio distancias yéndose a la boca de riego, desde donde le presentó la muleta planchada que el toro cogió con codicia. A partir de entonces, Ferretero fue de menos a más, ganando en intensidad la faena, sobre todo por el izquierdo, por el que los naturales se desarrollaron ligados y templados.  Conforme se sucedían las tandas, Julián bajaba más la mano y ‘el jandilla’ tomaba los vuelos de forma codiciosa.

Julián alargando la embestida de su oponente. (FOTO: Gallardo)

Paró la música de interpretar ‘España Cañí’ y el torero mandó que volviese a tocar. La idea ya le tenía preconcebida en la cabeza: iba a buscar el indulto. Volvió a echarse la muleta a la derecha y dio una tanda con mucho mando en la que destacó el cambio de manos, de muchos quilates.

Era de esperar que ante una faena de tanto mando, en la que el toro había ido ‘crescendo’ a más el público empezase a pedir con voces y pañuelos que se perdonase la vida al astado. Julián prosiguió en su afán de indultar y la petición fue en aumento a la vez que el toro se puso de nuevo a escarbar con la cabeza metida entre las manos.

Manuel Lucia en el palco aguantaba el chaparrón e incitó al diestro a que entrase a matar. Sin embargo cuando el de Velilla montó la espada arreciaron las protestas. ‘El Juli’ prosiguió en su labor muletera, una parte del público a pedir con más ahínco el perdón, el Presidente a hacer gestos con la mano de que entrase a matar y el toro aprovechó para irse a las dos rayas. En vistas de que el torero no obedecía a los recados, Lucia tiró de pañuelo y asomó el naranja a la meseta. ¡Premio conseguido! Ferretero se marchaba a los chiqueros con vida. Julián paseaba eufórico el rabo simbólico…y aquí paz, y después gloria.

¿Es justo el indulto? Me puede usted preguntar. Para mí, no. ¿Es bueno para la fiesta? Depende como se mire, para los que nos ven como unos tipos sedientos de sangre y muerte, sí. Pero para el listón de cómo ha de ser un toro al que se le perdona la vida, no

Sí hay quinto malo.-

El quinto estuvo cortado por el patrón de todo el encierro, es decir, fue descastado y flojo. Lo había quitado Julián del picador por chicuelinas y el inicio de faena de muleta había sido doblándose con el animal. Anduvo el torero porfión con el astado en los primeros compases hasta que le tomó el pulso justo para darle un par de tandas muy ligadas y templadas. Digamos que le ganó la partida porque su antagonista se quedaba muy corto en el inicio. Tuvo poco gas y en esta ocasión tuvo que tirar de recursos como los tres molinetes que enhebró seguidos.

Se tiró a ley y dejó un pinchazo arriba antes de dejar una estocada en lo alto. Sus admiradores tuvieron la oportunidad de volverle a gritar ¡guapo! cuando paseó la oreja por el anillo.

Perera se deja la fortuna en el hotel.-

Tuvo Perera el santo de espalda en el sorteo. Le tocó apechugar con los dos más flojos del encierro. En su primero, lo más destacado que le hizo con el capote fue un quite por tafalleras. Brindó ese astado, de nombre Despotico, a Juan Barco, promotor y mecenas del inmueble donde se celebró el festejo. Y tras el brindis se marchó al centro del ruedo para instrumentar su archifamoso pase cambiado por la espalda. En esta ocasión rematado con el pase de las flores, también llamado ‘capeina’.

Ya en la primera serie con la derecha el animal pierde las manos. Le da Miguel Ángel tiempo y distancia y justo cuando desde la solanera le cantan un fandango que se escucha difuso, el de Jandilla vuelve a perder otra vez las manos.

Artística forma de parar al último de la tarde. (FOTO: Gallardo)

Se echa la muleta a la izquierda y tras tragarse los dos primero naturales se agarra al piso. Al intentar tirar de él para que siga el curso de los vuelos que le ofrece el extremeño vuelve a caerse. Aun así, y a pesar de las continuas pérdidas de manos, Perera insiste en alargar la insulsa faena hasta llegar al arrimón final que precedió a la estocada entera, trasera y caída, que hizo rodar al burel, que fue despedido entre pitos, mientras su matador recogía la oreja que le concedían de premio, a todas luces excesivo.

Más de los mismo.-

De bellísima factura fue el recibo de capote al sexto. Rodilla en tierra, evocando a Ordóñez, fue recogiendo la embestida de Activista hasta dejarlo más allá del tercio, al que Juan Sierra le dejó dos pares en todo lo alto, sobre todo el segundo, que hicieron que el público le obligase a saludar.

Había dado comienzo a su faena, Perera, con una tanda de ayudados por alto para dosificar la escasez de fuerzas del toro. El cual a mitad de la primera serie de derechazos se echó literalmente al suelo. Hubo de salir la cuadrilla a levantarlo y Miguel Ángel, visiblemente contrariado, buscó continuar muleteando la media arrancada de la res. Intentó sacar faena de un inválido, en todos los sentidos, y el público se lo agradeció en forma de aplausos. Hecho que motivó que el de la Puebla del Prior acortase distancias, se pegase a los pitones, y alargase un poco más la faena hasta que el toro, completamente afligido, volvió a echarse. Cobró una estocada entera y otra oreja fue a parar a sus manos para así posibilitar que abandonase la plaza en volandas junto a sus compañeros de terna.

De esta forma finalizaba la corrida inaugural de una plaza coqueta, que a poco que su público sosiegue el ánimo festivo estará llamada a ser referente en el panorama taurino extremeño. Sobretodo si la empresa (Cutiño-Domínguez), el Ayuntamiento y el Club Taurino de Don Benito continúan con esta clara voluntad de apostar por los toros rematando carteles con tirón.


AL QUITE

Antonio Girol.-

HOLA DON PEPITO…

Había pensado encabezar este artículo con una frase que escuché esta tarde reiteradas veces, ¡Es bueno para la fiesta! Indudablemente a los que se la oí la recitaban respecto al indulto del segundo Jandilla, de nombre Ferretero, y que tocó a El Juli por sorteo.

No niego que sea bueno para la fiesta que se le perdone la vida a un toro. Más de un hachazo he recibido por posicionarme del lado de los ‘indultistas’; pero no sé hasta qué punto es bueno bajar el listón y convertir el indulto en una pedrea, cuando debería ser el premio gordo.

¿Que de esa forma nos ven ahí fuera como menos crueles o más magnánimos?…Déjenme que lo dude. Pero bueno, si así fuere, ¿por qué vamos a tener que prostituir nuestras reglas por el qué dirán?

La fiesta de toros, para los que no la entiendan, o mejor dicho, para los que no tengan la sensibilidad suficiente que se requiere para comprenderla no es algo sanguinario que haya que lavar con lejía maloliente. No, la fiesta, nuestra fiesta, es maravillosa precisamente porque premia al valeroso, al distinto, al único, por encima del resto, de la masa, de lo adocenado.

Por eso sería bueno aunar criterios a la hora de regalar vidas. Y no estaría de más que si un Presidente es la máxima autoridad en la plaza, a la hora de conceder el perdón, al menos los toreros respetaran su criterio, esté más o menos equivocado. Entre otras cosas porque desde fuera hay una óptica más objetiva que desde el meollo.

De ahí que lo interesante para que esta fiesta siga creciendo es que sea lo más seria posible. Incluso en las plazas de tercera. Cuidando la integridad del toro, difundiéndola abiertamente, y haciéndola más cercana a todos. A fin de que la gente cuando acuda a una plaza, sepan medir la bravura de un toro a la hora de pedir por su vida, y además que sepan  que los pasodobles no se solicitan a grito pelado o tocando las palmas; que la Banda ha de tocar cuando la faena tenga suficiente vuelo; o que el pañuelito ha de permanecer guardado en el bolsillo hasta que el toro es atronado por el puntillero.  Más que nada por respeto a un animal que es la base de la fiesta.

De lo contrario esto no dejará de ser un espectáculo propio de un circo como aquel de los payasos de la tele, ¿los recuerdan, verdad? Los que cantaban aquello de «Hola Don Pepito…»

GALERÍA GRÁFICA de GALLARDO

Los espadas bajo el cartel inaugural que adornará el patio de caballos.

Perera pisando el nuevo albero de Don Benito.

El Juli contemplando el aspecto de los tendidos.

Ponce deseando suerte a sus compañeros.

Los actuantes detenidos en el paseíllo escuchando el Himno extremeño.

Mariano Gallego, alcalde de D.Benito entregando un presente.

El Juli también recibió el suyo de manos del Alcalde. Igualmente que Perera, que también fue condecorado. El ganadero Borja Domecq recogiendo su recuerdo.
Topinero, nº 81, primer toro lidiado en el nuevo coso. Recibo capotero de Enrique Ponce al toro inaugural.

Ponce pasando de muleta al primero.

Perfilándose para dejar la espada en el morrillo. Primera oreja, la pasea feliz Enrique Ponce. El Juli saludando a Ferretero, el toro indultado.
Inicio de faena de muleta por alto. Bajando la mano y sometiendo mucho al toro. Otro derechazo mandón de El Juli.
Llevando al toro cosido en la bamba de la muleta. Alargando el brazo para que el toro tuviese recorrido. Sometiendo la embestida a base de mandar mucho.
Exigente con la derecha obligaba mucho al toro. Ahora con la izquerda toreando al natural. Mano con la que ligó y mandó templando mucho la embestida.
Momento en el que Manuel Lucia concede el indulto. Ferretero, indultado, enfilando el camino de toriles Perera saludando a la verónica al tercero.
Esperando la llegada del toro para instrumentar una tafallera. Brindis emotivo de Perera a Juan Barco, 'padre' de la plaza. Firme de planta para dar el pase cambiado por la espalda.
Toreando en redondo al tercer jandilla del encierro. Otra instantánea de Perera en redondo. Llevando al toro muy tapado pra que se encele en la tela.
Un natural de Miguel Ángel visto entre el hueco de las tablas. Achicando los terrenos para darse un arrimón. Ofreciendo la oreja cosechada a todos sus paisanos.
Ponce rematando una serie con el pase de pecho. Remate pinturero de Enrique Ponce lleno de plasticidad. Al natural levantando la mano al final para que el toro aguante.
Inicio de la poncina... ...continuación del pase que lleva su nombre. Perera a pies juntos en el inicio de faena del sexto.
Encelando a la res a base de exponer los muslos.

GALERÍA DE CUADRILLAS. FOTOS: GALLARDO.

En toda inauguración hay un primero de todo, en este caso el puyazo. Antonio Tejero asomándose al balcón para dejar un par. Par de banderillas de Niño de Leganés al toro indultado.
Joselito Gutiérrez a punto de clavar las banderillas.

José María Tejero, de la cuadrilla de Ponce, dejándose ver.

Álvaro Montes, asomándose al balcón para clavar un par.
El mejor par de la tarde, obra de Juan Sierra, que saludó tras ponerlo.

OTRAS IMÁGENES. FOTOS: GALLARDO.

La gente acercándose hasta la plaza para acceder a su localidad. Aficionadas para todos los gustos... Cartel de no hay billetes, un poco fullero.
Histórico orden de lidia de la corrida inaugural.

A la plaza no le falta un detalle.

De ello se ha encargado Juan Barco, su promotor.

Luis Antúnez dando una clase práctica de trenzado.

El ganadero Borja Domecq y su hijo antes del festejo. El asesor veterinario y el presidente Manuel Lucia.

El abogado José Carlos Ruiz muy bien custodiado.

El Cautivo estampado en un capote de paseo. El Juli dando la mano a Borja Domecq tras el indulto.
Bellezas exóticas en una plaza de interior. José L. Iniesta, Paco Aguado y Barta Manzano. Elegancia en los tendidos de la nueva plaza.
María, la esposa de Juan Barco, muy bien acompañada. Mati Ramos siempre rodeado de buenos aficionados. Ole las mujeres guapas que acuden a los toros.
Pedro Chimeno en buena compañía.