La bravura a campo abierto ha sido el tema elegido para la conferencia que Francisco Ruiz Meléndez y Jaime Ballesteros han impartido en el Club Taurino Extremeño de Badajoz.
Antonio Girol.-
La bravura, ese misterio que cada tarde se hace presente en la plaza, tiene su génesis en el campo. Laboratorio ideal para calibrarla. Y si hay un hombre que conoce perfectamente esa mística, sin duda es Francisco Ruiz Meléndez, ganadero y garrochista. Experto en probar esa bravura a campo abierto. Al igual que su compañero de conferencia, el abogado y también garrochista Jaime Ballesteros.
Ambos han compartido micrófono en el Club Taurino Extremeño, en el curso de las Tauromaquias Extremeñas que cada últimos jueves de mes , bajo la moderación de Fernando Masedo Pacheco, acercan a personajes del toro que narran sus experiencias y vivencias. Ruiz Meléndez fijó en el herradero el primer contacto del ganadero con la bravura. Tras este primer contacto habrá de estar a lo que ocurra en el comportamiento en el campo. En su caso, observa si sus animales se quedan los últimos en las porteras, si son peleones, los que llegan primero a los comederos…con objeto de ir vislumbrando cuáles serán las reacciones de sus pupilos en la plaza.
Sin embargo su laboratorio ideal es la tienta, sobre todo a campo abierto. Para apostillar su reflexión se valió de una cita de Hemingway: “Si el valor tuviera olor, olería al cuero de los zahones de los hombres del campo bravo.”
Seguidamente explicó cuáles eran los pormenores de un buen tentadero a campo abierto. Que ha de hacerse en un corredero de un kilómetro de distancia, con piso ni muy blando ni excesivamente duro, a fin de no malograr al ganado con posibles fracturas. La edad ideal de las reses es con dos años (erales). Siendo esencial que el becerro cuando va al caballo de picar no dure más tiempo del estrictamente necesario para recibir un picotazo, con objeto de no aquerenciarse en el peto y que así no aprenda de cara al futuro.
Con esta forma de entender la tienta, comentó Francisco que se observa claramente los caracteres del toro. Así, se observa si el animal se queda fijo, si escarba o mete la cara, como indicios de que luego repetirá esos mismos gestos en la plaza en un porcentaje bastante alto.
Por su parte, Jaime Ballesteros, comentó la importancia del caballo en esta faena. Señalando que no todos los equinos son válidos. Estos han de ser valientes y ligeros. Habiéndose incluso dado la circunstancia de que algunos caballos de rejoneo han sido excelentes a la hora de acosar.