Rafael Cerro abre la Puerta Grande del coso de Olivenza en el primer festejo ferial tras cortar una oreja de cada uno de sus antagonistas de la divisa de Herederos de Bernardino Píriz. El otro debutante, Fernando Adrián, mostró gran valor, mientras que El Fini tuvo que enfrentarse al peor lote.
|
CLICK PARA IR A LAS SIGUIENTES SECCIONES | |||
GALERÍA GRÁFICA |
AL QUITE
|
GALERÍA de CUADRILLAS
|
OTRAS IMÁGENES |
Antonio Girol.-
Daba agua en Olivenza y no se equivocó el hombre del tiempo, de tal forma que el festejo hubo de retrasarse treinta minutos sobre su hora de inicio. Aún así, a pesar de que la tarde invitaba a miles de cosas y ninguna de ellas era ir a mojarse a los toros, la afición respondió una vez más a la llamada de la fiesta y provista de chubasqueros y paraguas pusieron colorido en más de media plaza.
Arrancó el paseíllo y partían plaza dos novilleros que hacían su debut con picadores pasado por agua. Tanto Fernando Adrián como Rafael Cerro habían elegido para tan señalada fecha el purísima y oro que cantase Sabina a Manolete. Por su parte, el director lidia, Jesús Díez ‘Fini’, lucía de corinto y oro, curiosamente también el mismo terno de su primera actuación con los del castoreño.
En los corrales esperaban seis utreros de la divisa celeste, oro y roja de Hdros. de Bernardino Píriz, bonitos de hechuras, muy bien presentados, pero que no acabaron de dar el juego que se esperaba.
Fini, novillero pacense ayuno de contratos tenía ante sí una oportunidad preciosa para llamar la atención, aún más con la televisión autonómica por testigo. Y desgraciadamente para él le tocó apechugar con el lote más desrazado. A su primero, que atendía por ‘Comadrejo’, nombre que invitaba a la ilusión, no en vano en esta misma vacada hace unos años un ‘Comadrejo’ se ganó la vida en Tarragona, le recibió con dos largas cambiadas en el tercio, para posteriormente lancearlo a la verónica, sin mucho ajuste. Tomó los palos y dejó tres voluntariosos pares de banderillas en lo alto del morrillo. |
Tras brindar al cielo citó al novillo dándole distancia y fue desarmado. Circunstancia que unida a la voltereta que se había llevado el animal tras el picotazo que recibiese minutos antes hicieron que se volviese reservón y comenzase a defenderse quedándose muy corto en las embestidas. Jesús, todo voluntad y ganas, con la muleta a media altura, intentaba ligar unos derechazos que conseguían el efecto inverso a la lluvia, o sea, no calar en el público. Con la izquierda tampoco hubo ajuste y además el animal punteaba las telas. Le costó un aviso terminar con su antagonista y escuchó cariñosas palmas.
Su segundo era el novillo de más presencia del encierro con 476 kilos de peso. Tras el recibo de capote volvió Fini a tomar los palos, y al intentar colocar el segundo par resbaló en la cara del toro quedando a merced del animal que le tiró varios gañafones sin llegar a herirle, gracias principalmente al quite que Javier Solís, provisto de un paraguas efectuó raudo. Volvió a intentar Jesús dar al animal distancia para que viniese a su muleta. Sin embargo tuvo que optar por ir acortando las distancias y la embestida al paso del animal imposibilitaba el lucimiento, más allá de la mucha voluntad que Fini ponía en el empeño. Al final nada de lo que acontecía en el ruedo llegaba a los tendidos. Mal con los aceros, escuchó un nuevo aviso y fue despedido con palmas.
El primero de los debutantes era Fernando Adrián, joven novillero proveniente de la Fundación de El Juli, que ha demostrado tener unas ganas locas por ser torero, sobre todo por la disposición y el valor seco con el que ha sembrado la plaza de ayes.
Al novillo de su debut, que llevaba por nombre ‘Lusitano’, iba herrado con el 81 y era castaño de pelo, lo recibió por verónicas destacando la media con la que abrochó la serie. El novillo que prometía, sobre todo por haber empujado mucho en el caballo hasta llegar a derribarlo, se apagó muy pronto y dejó en aguas de borrajas el prometedor inicio de faena del madrileño a pies juntos, sin enmendar la plana. Las siguientes embestidas ya serían más caras y más cortas. |
Le costaba un mundo al novillo pasar y Adrián ante la imposibilidad de poder ligar los muletazos tuvo que optar por meterse en la jurisdicción de la res, acortando las distancias. Faena de mucha exposición ante la media embestida midiendo que tenía el de Píriz. Mató mal y eso hizo que el público no pudiese agradecer al torero el esfuerzo más allá de ovación.
Al quinto lo recibió con cuatro faroles de rodilla, clara muestra de las ganas y la decisión con la que afrontó la tarde de su debut. Quitó por saltilleras y con el péndulo abrió la faena de muleta. Al segundo pase fue feamente enganchado sin más consecuencias que el susto. No era novillo de toreo en redondo, al igual que el resto de sus hermanos, por la falta de acometividad en las embestidas, y sin embargo, porfiando con él, terminó por darle una tanda a base de llevarlo muy tapado y aguantarle mucho. Epilogó por manoletinas y volvió a estar fallón con la espada, lo que no le privó de darse una vuelta al ruedo por su cuenta.
El otro debutante era Rafael Cerro, becerrista revelación la pasada temporada, y que llegaba a Olivenza con flamante apoderado y estrenando traje, regalo del aficionado pacense Juan Antonio Cantero Hernández.
Anduvo suelto y bien con las verónicas de recibo al precioso colorado ojo de perdiz, ‘Alpargatero’ por nombre, y con el 24 en el costillar, con el que debutó. En el quite por saltilleras no estuvo tan fino y se equivocó al insistir en repetirlo. Da la sensación que los novilleros traen la faena construida en la cabeza desde el hotel, de lo contrario no se entiende que viendo como metía el animal la cara y lo bien que anda Cerro a la verónica, no optase por quitar con ese lance que tantas figuras del toreo, y actualmente Morante, han hecho arte rematado con la media de cartel. |
Tras el brindis al cielo inició la faena doblándose de forma muy pinturera con el animal, para seguir con la derecha, mano muy poderosa en Rafael, con la que templó la embestida de este tercero hasta que el animal tuvo gas. Por el izquierdo se desplazaba peor y terminó por rajarse e irse a toriles. Allí le sacó pases sueltos, de uno en uno, de esos que se agradecen por la voluntad del que está en la cara del toro, pero que no contagian entusiasmo. Dejó una entera tras pinchazo previo, escuchó un recado y fue premiado con una oreja cortesía de los mulilleros.
El sexto parecía que iba a ser el paracaídas que iba a levantar la tarde. Lo lanceó Cerro con mucho son a la verónica y el animal hizo buena pelea en varas. Prometía el negro mulato ‘Juicioso’, en los primeros compases de faena en los que se desplazaba con boyantía ante la muleta que le presentaba Rafael. Sin embargo, tras dos series con la diestra, la primera arrancándose de largo, acabó por dar la culata y marcharse a tablas. Intentó el novillero extremeño llevárselo de nuevo a los medios y de nuevo el animal, a pesar del esfuerzo, terminó por irse a su querencia. Allí le tuvo que sacar los pocos muletazos que tenía antes de poner fin por medio de manoletinas y dejar una estocada caída. El paisanaje hizo lo siguiente, o sea, darle una oreja que le abría de par en par la Puerta Grande.
AL QUITE |
EN BREVE
GALERÍA GRÁFICA de GALLARDO |
||
GALERÍA DE CUADRILLAS |
||
|
OTRAS IMÁGENES |
|