Interesante jornada taurina la vivida el día 15 de julio, con dos novilleros triunfando en plazas distintas. Paco Chaves ante ‘santacolomas’ en Moraleja y el joven Rafael Cerro, en las nocturnas de La Maestranza.
El balance de las actuaciones de toreros pacenses que han realizado el paseíllo hoy, jueves 15 de julio, ha sido el siguiente:
NOVILLADAS CON PICADORES.
- Moraleja: Novillos de Hernández Plá y San Martín. Pacho Chaves, oreja y oreja; José Arévalo, oreja y vuelta al ruedo; y Martín Núñez, oreja y saludos.
NOVILLADAS SIN PICADORES.
- Sevilla. 3ª novilla de promoción. Más de media entrada. Erales de Villamarta, de aceptable presentación, nobles y manejables. Destacó el noble y bravo sexto. Verónica Rodríguez, de grana y oro. ET de San Fernando. Silencio tras aviso. Carlos Ruiz, de azul y oro. ET de Chiclana. Vuelta tras leve petición. Kevin Gutiérrez, de azul y oro. Bollullos de la Mitación. Saludos tras dos avisos. Fernández Ramos, de verde y oro. ET de El Puerto. Silencio. Iván Penacho, de azul y oro. Castilblanco de los Arroyos. Vuelta tras aviso. Rafael Cerro, de teja y seda blanca. ET de Badajoz. Oreja.
Según crónica de nuestro compañero Manuel Viera en sevillataurina.com: «Desde el templado capote hasta la cadencia de su muleta este joven de Navalmoral de la Mata y perteneciente a la escuela de Badajoz mostró su toreo ya pasada la medianoche de forma tan sugestiva como variada. La sinfonía de lances adornada con el brillo majestuoso de la cadencia fue el interesante prólogo de quien cultiva el arte de torear con una finura, una elegancia y un refinamiento echados demasiadas veces en falta en estos que empiezan. |
La belleza del pase, la frescura del trazo y la combinación de un valor sereno con la precisión de cada pase para conseguir la ligazón, justificaron con creces la propuesta de Rafael Cerro para llegar a ser alguien en esto. La faena constituyó una brillante obra, nada convencional, con el contrapunto de la armonía y el compás. Rafael toreó muy despacio, y de forma especialmente expresiva con la izquierda. La colección de soberbios naturales, largos, cadenciosos, con la tela arrastra, hacia adentro y rematados todos por abajo fueron el fiel reflejo de la riqueza de un toreo creativo y emocionante. Este extremeño, al parecer, tiene una inagotable capacidad para ejecutar más que un toreo interesante. En realidad, la sensibilidad que desprendió en cada unos de los muletazos que le ejecutó al noble y bravo eral de Villamarta, junto a la variedad de pases y adornos, le dieron contenido a la notable faena. La baja colocación de la espada le restó méritos para la consecución del doble trofeo».