CABEZA LA VACA / Festival de Feria

De la escasez de público a la emoción de ‘El Pilo’

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La emoción de El Pilo contrarrestó con la escasez de público en el festejo que Enrique Luján organizó en Cabeza la Vaca, dentro de sus tradicionales ferias y fiestas de San Benito Abad. 

LA FICHA

ERALES: Se han lidiado erales de la ganadería de Valdeterrazo. De juego desigual y presentación justa para este tipo de festivales. Al cuarto se le dio la vuelta al ruedo.
  
ACTUANTES: -Vicente Barrera , dos orejas.
-Víctor Puerto , una oreja.
-Canales Rivera, una oreja.
-Víctor Janeiro, dos orejas y rabo.
-Palomo Linares, dos orejas.
-El Pilo, dos orejas.

INCIDENCIAS:
Media de plaza en tarde de calor extremo.


 

El Pilo abandonando a hombros la Plaza de Cabeza la Vaca. (FOTOS: Gallardo)

 GALERÍA GRÁFICA
AL QUITE
De ilusiones compartidas
OTRAS IMÁGENES


Antonio Girol.-

Cuando el empresario Enrique Luján, presentó, el pasado 27 de junio, el cartel del festejo mayor de las ferias y fiestas de Cabeza la Vaca, no creo que llegase a imaginar, ni  en sus peores pesadillas, el escaso tirón que iba a tener entre el público. A pesar de haber configurado un sexteto de toreros, o mejor dicho, un quinteto de matadores, con ‘tirón popular’.  Es lo que tiene fiarlo todo al albur del público y no al de los aficionados. Al final, acudieron los de siempre, incluso diría que ni los habituales, ya que se echaron de menos aficionados de poblaciones colindantes, frecuentes otras muchas tardes en Cabeza la Vaca.

Donde se han lidiado erales de Valdeterrazo, de juego desigual, y presentación justita para este tipo de festivales. Curiosamente este año se cumplían treinta de que, anunciado en un festejo sin picadores, actuase por estos pagos Juan Mora matando un ‘torito’ de 600 kilos de María Pallarés… En aquella ocasión no estaban pintadas las dos rayas en la plaza, a pesar de que hubo que sacar un caballo de picar, y el pasado sábado sí lo estaban (puede observarse en la foto adjunta). Y eso que los únicos equinos que vimos fueron los de los alguaciles. ¡Vivir para ver!

 

¿Y los caballos de picar?. (FOTO: Gallardo)

Lo más emotivo de la tarde aconteció en el último, cuando José Núñez ‘El Pilo’, novillero pacense, podría decirse que casi convidado de piedra, desplegó su capote en el tercio para dar dos largas cambiadas.  Momentos después, y a diferencia de sus compañeros, sí entró en quite, que no en pique a quites,  e instrumentó unas saltilleras. Y es que así es como debe estar un novillero…

Luego los lances pueden salir más o menos limpios, pero la disposición siempre ha de estar en perfecto estado de revista. Tras brindar al respetable, se quedó en la boca de riego para dar dos pases cambiados por la espalda que metieron de lleno al público en la faena. Lástima que en cuanto bajaba la mano perdía el eral las suyas. Tuvo que optar por desarrollar un trasteo a media altura, donde destacó la verticalidad y el gusto en los remates por bajo. Con la zurda dejó buenos detalles al natural, a pesar de un desarme. Volvió a la zocata hasta colocar al astado en suerte para, tras pinchar de inicio, recetarle una estocada entera. Fue premiado con las dos orejas que paseó entre lágrimas de emoción.

 

El Pilo gustándose en una trincherilla. (FOTO: Gallardo)

Antes, Víctor Janeiro, en una faena que inició con doblones para someter al de Valdeterrazo y tuvo el denominador común de la quietud, había dejado los mejores momentos del festejo.

Víctor Janeiro, estirándose al natural. (FOTO: Gallardo)  

El novillo se desplazaba por el derecho con rectitud y humillando mucho, lo que hizo que el gaditano pudiese gustarse dando muletazos por debajo de la pala del pitón. Sin embargo, por el izquierdo, no tenía la misma calidad en la embestida, punteando la tela. Supo el menor de los Janeiro darle la distancia que el burel requería, y así consiguió que en la siguiente serie de naturales el animal no le tocase la franela. Epilogó la faena por medio de manoletinas, para después dar un tremendo volapié que tiró al novillo sin puntilla. Fue premiado con dos orejas y rabo. Y el eral con la vuelta al ruedo. Excesivo premio si tenemos en cuenta la escasez de calidad que tuvo por el pitón izquierdo.

 

Dos orejas, de distinto calado, cortaron también Vicente Barrera y Palomo Linares. El valenciano obtuvo los dos apéndices del primero de la tarde, un animal sosote que unido a la poca fibra que puso Barrera en la faena, se antojaron excesivas a todas luces. Había iniciado Vicente su faena de muleta con sus característicos ayudados por alto. Le costó dos tandas poder cogerle el diapasón a una faena de escasa transmisión, de muletazos a media altura, sin ligazón y que encima tuvo la fea rúbrica de un bajonazo. Incomprensiblemente, encontró el plácet de la presidencia que le otorgó el doble premio.

  Barrera, dando un pase de pecho rodilla en tierra (FOTO: Gallardo)

El hijo de Palomo Linares tiene tan buen corte torero como poco corazón. Las dos primeras series que instrumentó con la mano derecha, con los riñones encajados, gustándose, bajando la mano, llevando al eral cosido a la muleta, con despaciosidad, ligando, fueron las mejores de todo el festival.

Derechazo de calidad de Palomo Linares hijo (FOTO: Gallardo)  

Sin embargo, ¡fue todo tan efímero!… Porque tras varias miradas del novillo, de aquel toreo caro pasamos a una faena más vulgar, donde ahora los naturales estaban exentos de ligazón, la figura ya no era tan compuesta, las dudas afloraban en los botos camperos…Dejó una estocada entera tendida, que unida al buen sabor de boca que había cosechado en su inicio muletero, le reportó como premio dos orejas.

 

Canales Rivera, junto con Víctor Janeiro, eran los dos toreros que en teoría tendrían que haber metido público en la plaza. Algo que como ya quedó dicho, no ocurrió. Si bien, lo mejor de su actuación fue ,sin duda, el temple que destiló tanto con el capote como con la muleta, ante un ejemplar de sosa embestida.  Hubo capotazos donde se gustó, como en la media con la que remató los lances de recibo. O en algunos muletazos sueltos, en que a parte del temple compuso la figura. Dejó una estocada caída trasera, tras pinchar en el primer intento, y fue premiado con un trofeo.

  Canales Rivera templando la embestida de su eral. (FOTO: Gallardo)

Y queda en último lugar, Víctor Puerto, que de tanto querer agradar al público acabó pasándose. Había recibido a su antagonista con una larga cambiada en el tercio. Un eral de embestida bronca que terminó rajándose.

Antes de que se fuese a tablas, la faena había arrancado sin nada destacable, aún así  no dudó en pedir, a voz en grito, música a la Banda, la cual solícita obedeció atacando con el pasodoble. Luego, pudo agradecerles el gesto de sumisión, cuando la res se aquerenció justo debajo de donde se ubican los músicos, y el manchego les fue sacando muletazos sueltos, combinados con miraditas y guiños al tendido a la voz de «vamos, becerrito bonito».  Para poner punto y final a tan dicharachera faena, reprendió, con cierta sorna, a sus banderilleros, cuando iba a entrar a matar, por la colocación de las banderillas. Segundos antes, había instrumentado los mejores pasajes,  por medio de un muletazo por bajo y un molinete con mucho gusto, con los que colocó al novillo para la suerte suprema. Se tiró en lo alto hasta dos veces antes de dejar casi una entera que terminó con la vida del ‘becerrito bonito’, y  la consiguiente orejita en el esportón.

 

Plástico remate por bajo de Víctor Puerto. (FOTO: Gallardo)


 

AL QUITE

De ilusiones compartidas

José Luis Venegas Regajo.

Se encontraron en esta cita vespertina provincianos sabios sobre los entresijos de la bella fiesta del toreo y un público encendido con cada pase y, entre los tendidos, las jóvenes ruborizadas con las miradas de torero. Sin embargo, en Cabeza la Vaca ponían en liza sus primeras ilusiones el empresario Enrique Luján y al mismo tiempo El Pilo’, quien dejó triunfos con la tela, ensoñados por un público que le llevó en volandas y que él correspondió con su entusiasmo, ganas y emoción.

Los aficionados y público entraron a cuentagotas para ocupar sus asientos temiendo la tórrida tarde, pero en la que tenían puestas sus ojos y ganas de debatir posteriormente sobre quién había sido el triunfador.

El graderío soñó y se deleitó evanescentemente con pases elegantes y medidos, pero también supo de la desfachatez para saber cómo el torero se anima una faena con música al pedírsela a la banda, marcando el ritmo el diestro sin responder del todo, incluso en casos, permitirse la licencia de justificar a los tendidos los pormenores de sus intenciones de entrar a matar echando banderillas para un lado u otro. ¿Dónde está la concentración en la faena o el respeto al aficionado?

Tañeron las campanas que recordaban que era fiesta por el patrón San Benito Abad y éstas fueron el preludio de lo que deparó la tarde. En los tendidos de sol miraban a Víctor Janeiro recordándole que se echara un baile, debido a la afamada academia televisiva por la que pasó, y él con el clamor popular brindó pases parsimoniosos que encendieron al público. Aunque si bien, por momentos los olés al torero pasaron a los olés a los solos de trompeta de la banda de música que hiló pasodobles clásicos.

La sapiencia del público contrastó con los vítores descompasados a la espera de brindar a los toreros con triunfos modélicos y acorde a las circunstancias de una tarde en la que los espadas compitieron por ver quién salía con el mejor triunfo.

Hubo triunfos de cara a los tendidos y de satisfacción propia, pero sin duda alguna, con la tarde ya cuajada, el mejor triunfo posible, a mi juicio, llegó con la savia nueva e insistencia del joven novillero que con el rostro humedecido por las lágrimas despidió a los tendidos besando la arena del ruedo cabezalavaqueño.


GALERÍA GRÁFICA de GALLARDO

Vicente Barrera abrió plaza con un soso novillo de Valdeterrazos.

Toreo vertical made in Barrera. (FOTO: Gallardo)

Con la izquierda vinieron los mejores momentos. (FOTO: Gallardo)

La tauromaquia de Barrera siempre tuvo un tinte amanoletada. Víctor Puerto meciendo el capote a la verónica. Con la derecha intentó agradar.
En las dos tandas que la res le dejó ligar. Epilogó la faena con gusto por bajo. Canales Rivera se gustó con el capote.
Como en esta media cargando la suerte. Luego en la muleta evidenció mucho temple. Muletazo largo con la derecha.
Víctor Janeiro toreando al natural. Con la derecha llevando sometido al eral. El pase de pecho cierra una serie de naturales.

El molinete para dar inicio a otra serie.

Palomo Linares abriéndose de capa. Las primeras tandas fueron de mucha enjundia.
Cimbreando la cintura para llevar toreado al eral. Encajando los riñones, gustándose... El pase de pecho fue el inicio del final.
El Pilo, a pies juntos, lanceando a la verónica. A media altura por la falta de fuerzas. Verticalidad en el toreo de muleta de El Pilo.
Al natural tiró de la res con gusto. Y la llevó larga.


OTRAS IMÁGENES de GALLARDO

Camilo, Ángel, Pepe y su hija Marta, Antonio y su sobrino Gonzalo, Francisco, Manolo, Manuel, M. José y Raúl Florencio Rodríguez y su hijo pendientes de la faena. José Manuel Pérez se subió las gafas para verlo mejor.
Aficionados de Talavera la Real mezclados con los de Cabeza la Vaca. De Zafra también viajaron aficionados. Alicia y Luisma, mozo de espadas de Julio Parejo.
El novillero El Chorlo, valiente en el sol. La pareja de Valencia del Ventoso velando por la seguridad. Santiago Gallardo y Elena Lavado, grandes aficionados.
Pepe Núñez desde la atalaya de su casa. Un privilegiado A pesar de las dificultades la afición siempre vence. En los toros y... ¡de amarillo!
Emilio Rebollo y Juan Pérerz, mirando a la fotógrafa Ventura Girol, padre del director de Badajoz Taurina. Ana Pérez y María José Reviriego comentando los pormenores de la lidia.
José Luis Ramos y José sin miedo al sol. Luis Carlos Franco, cirujano, y sobre todo Presidente del Club Taurino. ¿Para qué pintan las rayas si no hay picadores?
Poca seriedad en el vestir...   Mucho detalle en la muleta y poco en las mangas.