Gallardo.-
Colocas el ojo en el visor, fijas la mirada en ese punto infinito, contienes la respiración a la espera del momento mágico y, ¡zas!, aprietas el botoncito a la espera de haber robado el alma del lance para que imperecedero perviva en la retina. Fotografiar a un genio es algo tan maravilloso que hoy he querido compartirlo con vosotros. Aquí tenéis al toreo hecho hombre y habitando entre nosotros…
GALERÍA MORANTISTA DE GALLARDO |
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